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Infraestructuras

Cort cierra el centro de acogida de mujeres maltratadas porque "no está en condiciones"

El servicio se mantiene en otra ubicación: las víctimas de violencia machista han sido trasladadas a otro edificio municipal - Un informe técnico de 2014 recomendó clausurar el inmueble por las humedades y los fallos en la instalación eléctrica

Barrotes en habitaciones frías y con poca luz. B. Ramon

El centro de acogida para mujeres maltratadas de Palma está clausurado y todas las residentes han sido trasladadas a otros edificios municipales. La regidora de Bienestar Social, Mercè Borràs (Més), asegura haber tomado la decisión de desalojar el inmueble porque "no está en condiciones dignas". Mientras el Ayuntamiento está trabajando para conseguir un nuevo centro, que no se pondrá en funcionamiento hasta dentro de un año, el servicio se sigue prestando y está garantizado. Las víctimas de la violencia machista que no tienen hogar han sido recolocadas temporalmente en un edificio en mejor estado que el clausurado.

La casa de acogida que ha cerrado el equipo de gobierno fue construida hace 25 años y no ha tenido un mantenimiento adecuado durante ese tiempo. Por motivos de seguridad, la ubicación del inmueble es secreta. Diario de Mallorca ha visitado el edificio esta semana después de que Cort lo clausurara a finales de noviembre. Ahora está casi vacío tras llevarse la mayor parte del mobiliario al alojamiento temporal.

El problema más grave del edificio es la instalación eléctrica, que no está preparada para acoger a la treintena de mujeres y niños que vivía en el centro. "En verano no resistía cuando estaban todos los ventiladores enchufados y en invierno saltaban los plomos al conectar las estufas", explica Xisco Bellés, que trabajó en el centro como educador social y ahora ocupa el cargo de coordinador general de Bienestar Social.

Tras una visita sorpresa a las instalaciones, un informe del departamento de Calidad de Cort certificó que el edificio estaba a una temperatura de 11 grados durante el invierno. Bellés asegura que fue "un problema momentáneo, porque había fallado la instalación eléctrica", a la vez que añade que esa situación "en ocasiones se repetía".

En otro documento, funcionarios del Ayuntamiento de Palma recomendaron clausurar el centro y que las mujeres no pasaran allí ningún invierno más. Ambos informes son del año 2014. Sin embargo, el anterior equipo de gobierno del PP no actuó ante las advertencias de los trabajadores públicos.

Barrotes en las ventanas

Además de los fallos eléctricos, la humedad ha afectado las plantas superiores y algunas zonas comunes del centro de acogida. Hay baldosas rotas, paredes desgastadas y puertas de madera que se deshacen por el efecto del agua. Todas las ventanas tienen barrotes, que crean una sensación de cárcel. Los pasillos de la vivienda son estrechos y lúgubres. Y el centro no estaba equipado con lo necesario para alojar a todos los hijos de las mujeres maltratadas. Una trabajadora de Cort que conocía el edificio explica que las mujeres no disponían de material adecuado para esterilizar un biberón.

El edificio funcionó como casa de acogida de mujeres maltratadas entre 2012 y 2015. Hace dos años una decena de residentes del centro denunció a este periódico las malas condiciones en las que vivían. Aseguraron que el edificio no tenía camas suficientes para todos los niños, que había retretes averiados, que las ventanas de una habitación no tenían cristales y que había una ducha sin cortinas. También protestaron porque a veces no quedaba agua caliente para ducharse.

"Dentro de las circunstancias, las mujeres estaban lo mejor posible. Pero no era un espacio digno", sostiene Borràs. La regidora econacionalista justifica la decisión de cerrar el centro para que "las usuarias se pudieran sentir más cómodas y seguras, e iniciar así una segunda oportunidad". Bellés coincide con la regidora y apunta que "no se ha invertido lo necesario para mantener el edificio". Un ejemplo se dio en 2012, cuando los trabajadores sociales de la contrata municipal repintaron por su cuenta todo el interior de los pisos antes de que llegaran las nuevas usuarias, una tarea que no realizó el Ayuntamiento. Los responsables políticos de Cort no saben qué uso le darán al edificio clausurado a partir de ahora, aunque insisten en que necesitará obras de reforma antes de reabrir.

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