Uno de los amaneceres más mágicos del año se vio frustrado por la meteorología. El efecto del caleidoscopio de la Seu no brilló todo lo esperado por culpa de las nubes, que taparon el despertar del solsticio de invierno. Convocados por la Societat Balear de Matemàtiques (SBM), entre 150 y 200 personas acudieron a la terraza del Baluard de Sant Pere para ver cómo la luz del rosetón mayor se proyecta sobre la vidriera de la fachada principal de la Catedral. Pero el esfuerzo del madrugón en sábado no se vio satisfecho del todo.

La alineación del astro rey con los rosetones estaba prevista a las 8.19 horas. Sin embargo, una hora antes ya había comenzado la peregrinación hacia el baluarte. Los fotógrafos aficionados fueron los primeros en llegar para marcar territorio con sus trípodes. Pese a que el caleidoscopio es menos popular que el Vuit de la Seu (en el último se congregaron un par de miles de personas), la seguridad de Es Baluard no dejó pasar a los visitantes a partir de las ocho en punto. Y eso que sobraba sitio a espuertas.

"Está un poco nublado, ¿no? No sé yo si lo veremos", comentaba un espectador. "Ya veremos, porque con la neblina esa...", le respondía una conocida. Además de la neblina tenue, una capa de cirrocúmulos sustituía el azul del cielo. Las nubes se comenzaron a iluminar tímidamente con el alba hasta que el cielo se llenó de colores cálidos, desde el amarillo al naranja intenso. Los árboles, las antenas de televisión y las parabólicas también se interponían en la foto perfecta.

El caleidoscopio se produce en todo su esplendor durante el solsticio de invierno -tendrá lugar el próximo martes -, aunque también se puede ver durante la semana anterior y la posterior, según explicó el vocal de la SBM, Josep Lluís Pol. El fenómeno fue descubierto en 2007 por el presidente de la asociación, Daniel Ruiz. El matemático señaló que el efecto se produce porque la Catedral está encarada al sureste. "La Seu no se construyó buscando este efecto. No la pensaron para tener esas dimensiones ni los dos rosetones. Lo que sí debieron hacer a conciencia fue orientarla hacia la salida del Sol del solsticio de invierno, porque Dios simboliza la luz. En el solsticio de invierno se entiende que nace el Sol, porque los días empiezan a alargarse", apuntó el experto.

A las 8.17 horas el rosetón de Ponent comenzó a iluminarse gracias a la luz proyectada por el Oculus Maior. Pero el efecto finalizó de forma tímida. Dos minutos después, cuando se debía ver el caleidoscopio en todo su esplendor, solo unos pocos rayos de Sol traspasaban la circunferencia de vidrio. "Otra vez será", dijo una visitante frustrada. Si las nubes lo permiten, durante los próximos días se podrá ver el rosetón iluminado desde el Baluard de Sant Pere. Y si no, habrá que esperar hasta el próximo solsticio de invierno para que el caleidoscopio brille de nuevo.