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Sa Torreta

'Alimares' en la víspera de la Inmaculada

El lunes toca encender las alimares en todos los balcones de Palma. ¿Que usted tampoco sabe qué son las alimares? La misma ignorancia que invadía...

Las calles y plazas -en la imagen, la del Mercat- se iluminaban.

El lunes toca encender las alimares en todos los balcones de Palma. ¿Que usted tampoco sabe qué son las alimares? La misma ignorancia que invadía a este escribidor cuando en la hemeroteca topó con un periódico de los años 60 en el que se publicaba este anuncio: "¡Que en los balcones y ventanas de tu casa no falten las tradicionales alimares en honor de la Purísima!".

Dado que en la publicidad hay muchos sobreentendidos recurro al Diccionari Català, Valencià, Balear. "Alimara o alimària: foguera que serveix de senyal. Il·luminació feta amb molts de llums per senyal de festa". La palabra tiene su origen en la voz árabe al-imara y significa "señal".

Jaume I y después España entera fueron grandes defensores del dogma de la Inmaculada Concepción de María. Que ya son ganas de abogar por causas absurdas. El fervor mariano se expresaba en Mallorca muy especialmente el 8 de diciembre y su víspera. Era una jornada en la que nadie pensaba en el puente de la Constitución y sí en procesiones y alimares. Miles de luces alegraban las largas y frías noches del final de otoño. "Grandes y chicos nos lanzábamos a la calle a contemplar ses alimares y las artísticas capelles que la devoción particular levantaba en escaparates y balcones".

Las luces, que siendo osados podemos considerar un antecedente de los actuales adornos navideños, eran globos de "vidrios de colores azules, blancos, rosas... en cuyo interior una vela, a la que resguardaban del viento los propios globos, ardía desde las primeras horas de la noche". Con el paso del tiempo este tipo de luminarias fue sustituido por bombillas eléctricas.

La costumbre seguía vigente a principios del siglo XX y se retomó con fuerza en la posguerra del nacional-catolicismo. En los años 60 la tradición decayó. La prensa publicaba súplicas de la Congregación Mariana para que se encendieran las alimares. Pero en esta época llegaron las luces de Navidad y, si algo quedaba de la tradición, sucumbió ante la potencia del kilovatio venido para generar optimismo y ganas de consumir.

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