El Black Friday, el inicio del año Ramon Llull, los tres pasacalles hacia el Ayuntamiento, la animación del Circ Bover, el buen tiempo... La plaza de Cort estaba llena -probablemente más que los últimos años- y el colapso se extendía a la calles de Colom, Palau Reial y Cadena. Todo estaba de cara para que fuera el mejor encendido de las luces de Navidad jamás visto en Palma. Pero ese acto festivo y neutro acabó con una sonora pitada contra el equipo de gobierno tripartito del Ayuntamiento y la presidenta de Amics del Poble Sahrauí.

Este año los encargados de encender la Navidad fueron dos niños de origen saharaui residentes en Palma (Safia Jatri, de 13 años, y Brahim Salem Nanni, de 12). Hace unos días la regidora de Participación Ciudadana, Eva Frade (Som Palma), justificó la selección porque querían "dar un cariz social al acto y realizar una muestra de solidaridad con el pueblo saharaui". Antes del momento culmen, la presidenta de la Associació d'Amics del Poble Sahrauí, Catalina Rosselló, pronunció un manifiesto -un elemento nuevo de este año- hacia todos los que se congregaban en la plaza de Cort para disfrutar de las luces. En su discurso, denunció la "situación dramática del campamento de refugiados" tras las inundaciones sufridas el pasado octubre, "que han hundido todavía más su vida cotidiana". Además de las palabras de solidaridad, aprovechó la ocasión para "denunciar una vez más la violación sistemática de los derechos humanos en los territorios ocupados" y solicitar "un referéndum de autodeterminación" para el pueblo saharaui.

Esas palabras encendieron la ira de un nutrido grupo de asistentes, que comenzaron a pitar el discurso de Rosselló. La mitad de la plaza mostró su disconformidad hacia la politización de la Navidad. La oradora se mostró sorprendida y titubeó un par de veces durante la lectura del escrito hasta el punto de quedarse callada durante un par de segundos. Su discurso finalizó con un grito de "Viva el pueblo saharaui, viva Ciutat y viva el pueblo mallorquín" en el que se entremezclaron pitos y aplausos.

Entre el discurso y el encendido de luces hubo una tensa espera. Y la pitada sonó por segunda vez cuando el alcalde, José Hila (PSOE), apareció en el balcón de Cort a las 19.30 horas para el encendido de luces. Hubo gritos muy aislados de "sinvergüenza" y "fuera políticos". Y también hubo quien recriminó a los que pitaban: al mismo tiempo que el alcalde, también aparecieron los dos jóvenes encargados del acto simbólico de encendido. Que la pitada se produjera mientras los niños estaban en el balcón fue el tema más comentado en los corrillos políticos tras el acto institucional, acusando de falta de respeto a quienes silbaron y abuchearon a los niños.

El encendido de luces -que este año se realizó con un enchufe gigante con estrellas de colores- finalizó con otra mezcla agridulce de pitos y aplausos. Una situación incómoda durante el encendido de luces navideñas no se producía desde 2012. En aquel año un grupo de unos 150 funcionarios protestaron contra el entonces primer edil, Mateo Isern, y varios regidores del PP.

Después de la celebración, Catalina Rosselló aseguró estar "sorprendida" por la reacción de la plaza. El alcalde Hila justificó el manifiesto político a modo de pregón navideño, porque "estar al lado de los que lo pasan mal forma parte de unas fiestas solidarias como la Navidad". A su vez, el socialista mostró su comprensión hacia quienes "esperan que solo sea un encendido de luces".

Un buzón real de estreno

Tras bajar del balcón, llegó el momento del belén de Cort. Por segundo año el pesebre de oficios artesanos ha quedado relegado a favor de un belén especialmente pensado para Palma en el que se reproducen multitud de edificios y espacios de la ciudad. La obra es de la Associació de Betlemistes de Mallorca con 170 figuras talladas a mano por Margalida Nicolau bajo la dirección artística de Catalina Rullán. Este año incorpora los edificios del Águila y de Forteza-Rey y renueva el reto de encontrar al fraile escondido.

El buzón real fue la otra gran novedad. En esta ocasión no habrá un caja de Correos, sino que se ha preparado un buzón de dimensiones gigantes para comunicarse con sus majestades de Oriente. Respecto a la iluminación, Cort ha instalado unos 65 kilómetros de luces led repartidas en 93 calles diferentes. El grueso estarán en el centro de la ciudad, donde habrá como novedad un gran árbol de Navidad en la avenida de Jaume III, y se ha recuperado el árbol que se ilumina mediante una bicicleta con dinamo que estará en la plaza del Marquès del Palmer.