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Sa Torreta

La resurrección de Santa Margalida

Santa Margalida recuperó hace 50 años su pureza gótica lorenzo

Es, con su sencillez, uno de los templos más auténticos de Palma. Sin embargo, medio siglo atrás era por avatares de la historia un almacén del cuerpo de ingenieros. En un dibujo de Rafael de Ysasi de julio de 1907 se ve el presbiterio ocupado por carruajes. Hablamos de la iglesia de Santa Margalida, en la antigua calle de la Síquia -hoy Sant Miquel-, junto a la desaparecida puerta de Bab al Kofol. Es una de la más antiguas de Palma, siglos XIII-XIV, con arcos de diafragma en la nave, artesonado de madera y un ábside iluminado con grandes vidrieras.

La desamortización de 1836 forzó el traslado de las monjas al convento de la Concepció. Guillem Rosselló Bordoy y Maria Barceló consideran extraño que se desprendieran de estas instalaciones y no de las que aún hoy subsisten, "de menor antigüedad y prestancia arquitectónica" (La ciudad de Mallorca. La vida cotidiana en una ciudad mediterránea medieval)

El templo y el convento padecieron un siglo de degradación -y desaparición en el segundo caso-. El monasterio se convirtió en Hospital Militar -aunque el edificio actual fue construido en torno a 1960- y la iglesia en almacén y cárcel. Las labores de restauración de la iglesia comenzaron a mediados los años 50 del siglo XX y duraron más de una década. A finales de 1965 los trabajos estaban a punto de terminar. La reconstrucción del ábside fue posible gracias al detallado cuadro de Sant Jordi de Pere Niçard que se conserva en el Museu Diocesà.

Desgraciadamente, se había desperdigado o perdido buena parte de las obras de arte: un retablo está en Esporles, la tabla gótica de La Verge de les Neus acabó vendida a la familia March, otras piezas -como los sepulcros de las abadesas- están en el convento de la Concepció y parte del claustro fue reconstruido en Miramar, según el recuento que Maria Barceló y Guillem Rosselló hacen en su libro sobre la ciudad medieval. Solo el sepulcro de Guillem de Torrella - fundador del convento fallecido en 1267- regresó al templo restaurado y recuperado para el culto. Una vuelta a los principios.

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