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Formación

Autodefensa para dejar atrás la violencia

Los cursos de autoprotección para víctimas de violencia de género de la Policía Local han ayudado a 175 mujeres a escapar de sus maltratadores, rearmándolas de autoestima

El monitor de defensa personal escenifica una agresión y la manera de evadirla ante la mirada de las alumnas. G. Bosch

"El personal de la Policía Local nos ha tratado muy bien, con respeto, ayuda, explicación. Nos acompañaban en cualquier momento y siempre me sentí y me siento como una reina". Este fragmento de la carta de agradecimiento de una alumna de los cursos de autoprotección para víctimas de violencia de género cursos de autoprotección para víctimas de violencia de géneroque imparte la Policía Local de Palma resume a la perfección el objetivo que persiguen estos talleres: mejorar la autoestima de las mujeres que sufren malos tratos y proporcionarles herramientas para defenderse y afrontar una vida libre de miedo.

Desde que se crearon hace seis años, 175 mujeres de toda edad entre los 20 y los 60, y condición social o económica, muchas de ellas con hijos, pero con el denominador común de tener historiales de agresiones continuadas a manos de sus parejas o exparejas han pasado por los 14 cursos que organiza la Unidad de Protección Familiar del cuerpo dependiente del Ayuntamiento de Palma. Esta trayectoria y los buenos resultados obtenidos por el proyecto ha animado a sus responsables, la concejala de Seguridad Ciudadana, Angélica Pastor, y el inspector Jaume Pla, a presentarlo a la IV Convocatoria de Buenas Prácticas Locales, que bajo el epígrafe Sociedad Libre de Violencia de Género organizan la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

En el año 2009, los responsables policiales detectaron la existencia en Palma de un extenso segmento de mujeres víctimas de malos tratos conocidas por los servicios sociales, que sin llegar a tener el perfil necesario para iniciar un proceso penal, sí debían recibir un apoyo institucional "distinto". Así, los cursos están abiertos a todas las víctimas, hayan o no denunciado su situación, y aunque lo hayan hecho ante otros cuerpos de seguridad.

Además de mostrarles de una manera directa y presencial que la Policía Local es un recurso con el que cuentan, los talleres ofrecen el beneficio inverso para los profesionales que día a día trabajan en materia de violencia de género, pues les permiten visualizar de un modo directo el esperanzador resultado de su labor.

Los cursos tienen un carácter multidisciplinar y constan de quince horas repartidas en cuatro días, un desarrollo que se hace corto, según el pensamiento mayoritario de las participantes expresado en una evaluación al final. Las mujeres reciben enseñanzas sobre defensa personal, uso de armas defensivas, consejos de autoprotección y terapia de grupo con una psicóloga. El contacto directo con los diferentes profesionales y recursos que se ponen a su disposición y el trabajo para muscular su confianza hacen que las mujeres que comienzan los cursos se parezcan poco a las que los finalizan, convencidas de su voluntad de rehuir el papel de víctimas o supervivientes.

Al gimnasio y la galería de tiro

La parte práctica del curso de autoprotección para víctimas de violencia de género recibe el elogio unánime de las alumnas. Aprenden a escapar si las agarran por la fuerza del pelo o de las extremidades y a emplear las armas que pueden comprarse legalmente, como pistolas de aire comprimido o aerosoles de pimienta.

Asimismo, reciben información de las medidas de seguridad que pueden adoptar con relativa facilidad en sus casas o al ir por la calle como cambiar la cerradura si se han separado de su agresor, informar a los vecinos o enseñar a sus hijos a pedir ayuda si se produce una situación de peligro. Por lo que respecta a las terapias de grupo con la psicóloga, el intercambio de experiencias de un grupo heterogéneo de mujeres les ayuda mucho, pues las jóvenes observan con claridad los efectos del maltrato en las mayores, o perciben las distintas fases por las que atraviesa una víctima antes de romper su dependencia con el agresor. Todo junto les da la fuerza necesaria para hacer frente a los problemas, y en su caso, pierden el miedo a denunciar.

El inspector Pla, responsable de la unidad, menciona en la memoria de esta actuación la dificultad con la que en ocasiones se encuentran para completar el cupo de los cursos, algunos de los cuales han tenido que suspenderse por falta de participantes. Todavía cuesta llegar a las mujeres que viven situaciones que las estigmatizan. Las que los han hecho les ponen casi un diez de nota. "Conocí a personas que me han dado mucho coraje, mucho ánimo, mucho cariño y atención", concluye en su emocionante carta una de las alumnas.

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