Diario de Mallorca

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Crónica de antaño

El primer vuelo Barcelona- Palma

Lo realizó el aviador Salvador Hedilla el 3 de julio de 1916, por lo que el próximo año se cumplirá el centenario

El primer intento de vuelo en la isla fue en febrero de 1910. fundación aeronáutica mallorquina

En el año 2010 se celebró el centenario del primer vuelo que tuvo lugar en Mallorca. Recordemos que fue el 28 de junio de 1910 en el hipódromo de Son Macià, cerca de Palma. Recordaba el presidente de la Fundación Aeronáutica Mallorquina, el incombustible Miquel Buades, que fue el francés Julien Mamet quien trajo desde Barcelona un avión Berliot. Éste fue trasladado, desmontado y en carros, a la finca de Marratxí. Según las crónicas de la época, en el hipódromo se congregaron miles de personas ansiosas de ver volar aquel extraño aparato. Buades nos hace caer en la cuenta de que "en aquel momento, la aviación era espectáculo, era como un circo, y la gente, más que ir a ver volar el avión, iba a ver si se caía". El vuelo inaugural empezó bien, el Berliot se elevó y sobrevoló el público eufórico. Pero de repente todo se fue al garete. El piloto francés soltó los mandos del avión con la intención de tirar flores sobre los numerosos espectadores y se estrelló contra un bello ejemplar de almendro. Por suerte Mamet salió ileso del accidente.

Seis años después, en 1916, el taller-escuela catalán de construcción de aeroplanos Pujol i Comabella, anunciaba en Palma la Semana de Aviación. La noticia corrió como un reguero de pólvora por toda la isla. Iba a llegar a Mallorca el piloto Salvador Hedilla, bastante famoso en aquella época, para hacer una demostración aérea. Llegó a Palma el 19 de abril a bordo del correo Jaime I. Venía con la intención de encontrar un lugar adecuado para llevar a cabo la demostración. Se consideró que el campo de fútbol del Alfonso XIII, situado en la actual calle General Riera, era un lugar adecuado para llevar a cabo la demostración aérea. Hedilla regresó enseguida a Barcelona.

El 22 de abril regresó a bordo del Rey Jaime I, esta vez acompañado de su avión, que venía desmontado. Al día siguiente, que era domingo, se congregó numeroso público "acudiendo en tropel al campo del sport del Alfonso XIII F.B.C. Desde mucho antes de las cuatro fue poblándose el vasto campo, así como también los alrededores, azoteas, tejados, ventanas y balcones de todas las casas vecinas". Antes de la demostración se disputó un partido de fútbol. Al finalizar el encuentro, Salvador Hedilla subió a bordo de la aeronave. A su señal, su ayudante dio vueltas a la hélice y el motor se puso en marcha produciendo un gran estruendo.

El avión despegó y empezó a volar en dirección a la Serra d´Alfàbia. El gentío gritaba entusiasmado. Al cabo de unos minutos, el avión se encontraba de nuevo en las inmediaciones del campo de fútbol, luego dibujó un círculo y se dispuso a aterrizar en el terreno de juego. Por desgracia, el viento le desplazó hacia el centro del campo, reduciendo considerablemente su pista de aterrizaje, y al no tener suficiente recorrido acabó estrellándose contra un muro. Los testigos aseguraban que el estrépito del golpe fue tan espantoso que se produjo una tremenda conmoción entre el público. Por unos segundos se temió lo peor. Pero no tardó Hedilla en levantarse del asiento al mismo tiempo que, con una sonrisa, levantaba el brazo, mientras que el público, con el alivio en sus rostros, ovacionó con entusiasmo al piloto. El avión quedó destrozado, por lo que la Semana de la Aviación se redujo a un solo día.

Salvador Hedilla debió regresar a Barcelona con un mal sabor de boca. Descontento por no haber podido realizar más demostraciones en Mallorca, decidió marcarse un nuevo reto: volar de Barcelona a Palma.

Parece ser que Josep Tous quería organizar la Copa del Mediterráneo, que debía consistir en una disputa entre varios pilotos cruzando el mar entre Barcelona y Palma con hidroaviones. Finalmente, la carrera se concretó en dos pilotos, Salvador Hedilla y su compañero Coterillo, los cuales realizarían la prueba a bordo de dos aeroplanos y no hidroaviones, tal como se había pensado en un primer momento.

Fue a las cinco de la mañana del 3 de julio de 1916, cuando partieron de Barcelona los dos pilotos, aunque al poco tiempo de despegar, el piloto Coterillo averió el avión al chocar "contra una pila de un campo de trigo". Hedilla, al quedar solo, con un "fortísimo viento de levante que hacía casi imposible seguir adelante", dudó en continuar con la gesta. A pesar de su indecisión, siguió volando. Se elevó a 2.000 metros y toda la travesía la hizo entre remolinos de viento y una densa niebla que no le dejaba divisar ni el mar, ni los buques de guerra que se habían colocado estratégicamente para servirle de guía y referencia durante la travesía. A las seis de la mañana pudo divisar entre las nubes una pequeña mancha: Mallorca. Pasó por encima de la Dragonera, luego Andratx. Pronto divisó Palma, momento en que decidió descender a 800 metros. Mientras tanto, en el campo de Can Pere Antoni, punto señalado para el aterrizaje, se había congregado toda Palma: "autoridades, numerosas personalidades y otros muchos millares de personas".

Justo a las siete, un grupo situado en el merendero de Can Pere Antoni pudo divisar el avión cerca del faro de Portopí, el cual se dirigía hacia ellos. Para sorpresa de todos, en vez de aterrizar en el lugar acordado, el avión continuó hacia el Arenal. Ocurrió que Hedilla, al ver que había tanta gente, entendió que era peligroso aterrizar en Can Pere Antoni, por lo que decidió buscar otro lugar más despejado. Sobrevolando la playa de Palma, decidió virar hacia el Prat de Sant Jordi y aterrizó sobre un llano de la finca de Son Sunyer. Al mismo tiempo, algunos de aquellos espectadores que le esperaban le siguieron en coche.

De esta forma, surgió espontáneamente una improvisada carrera de coches cuyo ganador tendría el honor de ser la primera persona en estrechar la mano al aviador. "Muchos automóviles salieron inmediatamente en dirección al expresado punto. El Hispano Suiza de don Tomàs Darder, muy amigo del señor Hedilla, fue uno de los últimos coches que salió de Palma. Fue ganando posiciones y en poco tiempo consiguió colocarse a la cabeza de todos. Saltó por entre los lentiscos y buscó paso entre las gavillas de trigo". El señor Darder fue el primero en llegar. Enseguida dio la mano al piloto, aunque no había sido el primero en hacerlo, pues se le había adelantado l´amo en Lluc Vanrell Jaume, quien trabajando en aquella sementera de trigo fue testigo privilegiado del aterrizaje.

Desde Son Sunyer, el aviador Salvador Hedilla fue trasladado a Can Pere Antoni, donde fue recibido entre vítores y aplausos de la multitud que allí había estado aguardando. Al poco tiempo, cerca del lugar donde había aterrizado, se levantó un monumento que recuerda su hazaña. En la actualidad, el monumento a Hedilla se conserva cerca de la torre de control del aeropuerto de Palma. Durante los próximos meses y el centenario tendrán lugar una serie de actos que rememorarán aquella gesta.

(*) Cronista oficial de Palma

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