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Sa Torreta

Cuatro elefantes en un SEAT 600

La imagen de Torrelló que acompaña este artículo es la transposición a la realidad de un viejo chiste o adivinanza. Bueno, lo más parecido posible

No son cuatro elefantes, pero sí un equino en un 1.500.

La imagen de Torrelló que acompaña este artículo es la transposición a la realidad de un viejo chiste o adivinanza. Bueno, lo más parecido posible. El chascarrillo era aquel que preguntaba: "Cómo meterías cuatro elefantes en un 600?". Aquí faltan los elefantes, pero tenemos un equino. Y el Seat 600 ha sido sustituido por un 1.500 familiar. Pero la pregunta sigue siendo válida. ¿Cómo carajo se mete un caballo, aunque sea un poni, en un turismo?

La solución a la primera pregunta variaba según la habilidad del interrogado. "Dos delante y dos detrás", contestaban unos. Algunos proporcionaban más detalles: "Pones uno en el asiento de conductor, otro en el del copiloto, y dos atrás". "Por la puerta", era la respuesta más lacónica. Muchos se quedaban perplejos, racionalizaban la cuestión y se limitaban a decir que no existía una respuesta lógica y factible.

Aquel día de verano de los años 70, cuando Torrelló paseaba por las calles de Palma cámara al hombro y se encontró con esta escena, la ocurrencia se hizo realidad. Un caballo metido en un coche. Las ventanillas abiertas. El niño que controla el poni para que no se ponga nervioso, empiece a repartir patadas y destroce la tapicería. ¿Cómo metería un poni en su coche? Por la puerta. La respuesta es sencilla, pero sigue pareciendo una locura porque no es corriente encontrarse un equino en un turismo, por muy familiar que sea, aparcado en un plaza.

La escena se complica algo más cuando sobre la portezuela delantera leemos la palabra Saltamontes. ¿Es el poni? Eso significaría que este es un coche específicamente destinado al transporte del animalito. ¿Acaso se llama así el vehículo?, ¿por qué alguien que va meter un poni en su coche no va a bautizar la máquina igual que se pone nombre a un pequeño llaüt: Maribel II o Paco IV?

Hemos entrado por supuesto en el terreno de la digresión. Resulta evidente que este artículo no tiene ni pies ni cabeza. Pero, ¿acaso es más lógico caminar por una calle de Palma y encontrarte esta escena? ¿O cuatro elefantes en un 600?

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