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Las chuletas; por Carlos Garrido

Las chuletas; por Carlos Garrido

Aveces te haces preguntas tontas. Pero que para ti tienen un gran sentido. Por ejemplo, viendo el uso cada vez más generalizado de los ordenadores en la enseñanza, a uno le entra un dilema absoluto: ¿Qué ha pasado con las chuletas? ¿Pueden seguir utilizándose en los tiempos cibernéticos?

Te posee un flash-back. Y de repente recuerdas las chuletas de tus tiempos de estudiante. Aquellos papeles escritos con letra diminuta. Enrollados. Escondidos en los lugares más inverosímiles. Reservorios de fórmulas, clasificaciones. Todo aquello que te veías incapaz de aprender.

Los días anteriores a un examen, muchos nos dedicábamos a copiar fraudulentamente los temas más difíciles en chuletas. Los había que eran capaces de auténticas obras de arte. Una especie de pergaminos del mar Muerto ocultos en un bolígrafo. Cuando el profesor miraba hacia otro lado, abrían el capuchón y, ¡zas!, las desenrollaban. Y allí estaban todas las fórmulas, las raíces cuadradas, las soluciones a los problemas.

No era fácil hacer una buena chuleta. Debías ser capaz de escribir con letra diminuta. Aprovechar todos los rincones del papel. Para después esconderlo en el reloj, la manga, un borde de la ropa... Se necesitaba ingenio plástico y capacidad de síntesis.

Debería de haberse montado un museo de la chuleta para demostrar hasta qué punto el ingenio juvenil es capaz de vencer todos los impedimentos. Una exposición de papelitos, inscripciones en la ropa, canutillos, rotulaciones a boli en la palma de la mano?

Lo curioso de las chuletas es que, cuanto más te aplicabas en su confección, finalmente menos las necesitabas. De tanto concentrarte en escribir, resumir, clasificar, esconder, acababas por saberte la materia. Y en el momento del examen, ni siquiera sacabas la ansiada chuleta. Porque te acordabas de su contenido.

Finalmente, proponerte copiar era una garantía de saberte la memoria la lección. Por eso les debemos tanto a las chuletas.

Ellas fueron la cara B del aprendizaje en los tiempos precibernéticos.

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