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Polémica

Los últimos testigos del crucero 'Baleares'

Tres testimonios de la historia del buque de guerra franquista opinan sobre la decisión del Ayuntamiento de derribar el monumento que se erigió para recordar a los cerca de 800 fallecidos con su hundimiento

Guillem Darder, a favor de mantener el monolito, y Francisco Ferrer, en contra del monumento franquista del parque de sa Feixina. B. Ramon

Francisco Ferrer sobrevivió con siete años a los bombardeos del crucero Baleares, Guillem Darder fue testigo con tres años del rescate de tripulantes tras su hundimiento y Mateo Mesquida es hijo de uno los embarcados que lograron salvarse. Son tres testimonios de la historia de un buque de guerra franquista que vuelve a estar de actualidad tras la decisión del gobierno de Cort de demoler el monumento que Franco inauguró en memoria de los casi 800 muertos del crucero, alcanzado por los republicanos el 5 de marzo de 1938.

El malagueño escapó de niño con su familia por la conocida como carretera de la muerte -"mientras el Baleares disparaba a los acantilados para hacer caer las rocas y que aplastasen a los que estábamos abajo", relata- y se muestra "totalmente a favor de que derriben el monolito" del parque de sa Feixina.

Los dos mallorquines están radicalmente en contra. Para el pintor Guillem Darder, que vivía en Sóller cuando se produjo el hundimiento, "la decisión es por revanchismo de la dictadura que gobierna ahora". Pese a la corta edad que tenía, asegura recordar "el drama que hubo en el pueblo cuando llegaron al puerto los botes con los supervivientes". "Me ataré al monumento con una cadena si lo tiran", advierte Mateo Mesquida, cuyo padre era "fogonero del buque". Cree que "las connotaciones franquistas están superadas, debido a que han quitado todos los símbolos y ahora es un monolito dedicado a las víctimas de la Guerra Civil. Hay que olvidar de una vez lo que ocurrió", recomienda.

Ferrer no puede quitarse de la cabeza los angustiosos días que vivió en febrero de 1937, cuando el crucero Baleares y otros buques intervinieron durante la llamada 'desbandá' de Málaga a Almería. "Tenía mucho miedo, aquello fue desastroso. Oía el llanto de los niños perdidos y veía escenas que me han impresionado para siempre, como un señor sentado en una piedra al que me acerqué, por curiosidad, y tenía la parte derecha de la cara volada. Mi padre me alejó de allí enseguida. Estaba muerto". Durante el pleno municipal del pasado jueves, este superviviente habló cuando se debatió la proposición sobre el mantenimiento del monumento. "No me quiero morir sin haber visto su desaparición", concluyó tras otras manifestaciones de asociaciones a favor y en contra de la polémica decisión.

"Eran inocentes"

Sentado frente al monolito de sa Feixina, Darder defiende que "los tripulantes eran inocentes. Los embarcaron y los metieron en esta guerra obligados, pero no tenían ninguna culpa, sino que hacían lo que les ordenaban sus superiores y fallecieron por ello. Muchos eran buena gente, pero las guerras civiles no tienen ni pies ni cabeza, porque se pelean unos contra otros y a veces no se sabe ni por qué", argumenta el hijo del jefe de los Requetés en Sóller durante el hundimiento, Juan Bartolomé Darder.

Del rescate de supervivientes recuerda principalmente que "todo el pueblo estaba en la calle y llegaron muchos semidesnudos y sin los zapatos. Las mujeres les ayudaron con ropa y comida, y fueron distribuidos en diferentes viviendas hasta que a la mañana siguiente se los llevaron a Palma", en palabras de Guillem Darder, cuya familia acogió a 16 hombres de mediana edad originarios del País Vasco. Años después, varios de ellos regresaron a Mallorca de vacaciones y acudieron a la casa de la calle Isabel II del pueblo de la Serra de Tramuntana "para agradecer todo el apoyo durante aquella dramática noche".

"No se cumple la ley"

Aunque Darder considera que "con la retirada de los símbolos franquistas es suficiente", no lo ve así Francisco Ferrer debido a que "continúa siendo el monolito del crucero Baleares", el buque de guerra cuyos bombardeos sufrió. "Cuando los turistas pasean por el parque de sa Feixina, ¿qué les dice la guía sobre él? Que es un monumento franquista", afirma. El militante histórico del PSOE y miembro del sindicato UGT se llevó una gran decepción con la decisión que adoptó el equipo de gobierno de Aina Calvo. "Se lo dije, pero se acobardaron y no cumplieron la Ley de Memoria Histórica que aprobó Zapatero", lamenta Ferrer.

Ahora espera "que finalmente se aplique la ley, porque no hay nada más franquista que esto. ¡Si lo inauguró Franco!", recuerda. "Si nos ponemos así, también habría que tirar las viviendas de Corea, ya que las inauguró él", le responde Mateo Mesquida, quien señala que "Aina Calvo evitó lo que sucederá" si Cort ejecuta la demolición, en referencia a las movilizaciones. Darder compara con que "habría que derribar las iglesias porque molestan a los ateos", aunque estos argumentos son rebatidos por Ferrer: "allí no murió nadie, pero el Baleares mató a muchas personas, cuyos cuerpos siguen desaparecidos en la cuneta de la bien llamada carretera de la muerte".

También provocó la huida de miles de civiles. El superviviente residente en Palma lo recuerda cada vez que ve en la televisión a los refugiados sirios tratando de escapar de la guerra y cada vez que pasea por sa Feixina.

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