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Corrupción en la Policía Local

Maestros de la extorsión

El auto del juez destaca que los policías corruptos actuaban "como una auténtica organización criminal"

Varios de los agentes de la Policía Local detenidos en la operación, cuando fueron conducidos a disposición judicial. B. ramon / manu mielniezuk

­"Actuaban de forma coordinada como una auténtica organización criminal, instalada de manera permanente en el delito". El juez Manuel Penalva describió con crudeza la forma de operar de los agentes de la Policía Local de Palma, sobre todo de la Patrulla Verda, que presuntamente integraban una red de extorsión a empresarios a locales nocturnos. Pero las actuaciones de los sospechosos iban más allá. La trama, "amparada por mandos policiales y ciertos cargos políticos", emprendió una persecución, con extorsiones y amenazas, de la que no se libraron ni sus compañeros que denunciaron las irregularidades, ni el fiscal anticorrupción, ni la jueza de instrucción, ni la concejala de Seguridad, Angélica Pastor.

El juez que se encarga de investigar la corrupción en el seno de la Policía Local de Palma, Manuel Penalva, disecciona las actuaciones de la trama, dignas de una película de mafiosos. En el auto por el que decretaba la prisión de cinco agentes detenidos, pormenoriza sus actividades criminales. Amparados por el poder que les daba su pertenencia a la Policía, extorsionaban a propietarios de locales nocturnos, a los que exigían cantidades de 500 euros semanales como protección. En caso de no pagar, los bares se veían acosados por constantes inspecciones y denuncias, muchas de ellas falsas, hasta que se veían abocados al cierre. Las peticiones de los policías incluían consumiciones y servicios locales gratis, y uno de ellos incluso habría exigido tener sexo con las mujeres de dos de los propietarios de los negocios.

Pero el juez también relata la persecución y amenazas que han sufrido aquellos que durante los últimos años trataron de enfrentarse a ellos, al tiempo que critica con dureza la actuación de los mandos del cuerpo, donde "los policías honrados que cuestionaban internamente o denunciaban estas prácticas han sido perseguidos, vilipendiados, amenazados y coaccionados".

La última en conocer cómo se las gastan los miembros de la trama ha sido la misma concejala de Seguridad, Angélica Pastor, que recientemente ha recibido un escrito amenazador remitido, según el juez, "por algún agente de Policía todavía sin identificar, y ello como consecuencia de la actitud colaboradora que la regidora está mostrando con esta investigación".

Pero Angélica Pastor es la última de una larga lista. Uno de los policías implicados llegó a irrumpir en una reunión de mandos y amenazó a gritos a la fiscal y a la jueza que investigaba el caso. Y una decena de policías que en los últimos años han denunciado las prácticas corruptas sufrieron acoso y persecución. Uno de ellos llegó a recibir una paliza a manos de un grupo de delincuentes, presuntamente por encargo de los corruptos. El juez Penalva es muy crítico con la actitud de varios mandos policiales, que parecían más preocupados por encubrir a los corruptos que por perseguirlos.

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