Las sanciones impuestas a los ciclistas en las zonas peatonales han disminuido alrededor de un tercio desde que Cort aprobó la ordenanza de bicicletas durante la pasada legislatura, tal como señalan los datos aportados por la Policía Local. La norma que desde 2012 regula la movilidad de los usuarios de los vehículos a pedales prohíbe que circulen por el espacio destinado a los viandantes, salvo excepciones, pero en 2013 se tramitaron 3.361 denuncias por incumplimiento de dicha ordenanza municipal o la general de circulación. Al año siguiente se contabilizaron 1.565 denuncias y este año la Policía lleva 995 sanciones impuestas por este concepto.

Desde el área de Seguridad Ciudadana achacan la enorme bajada a que "tanto la campaña de difusión de la normativa como la vigilancia por parte de los agentes tras su aprobación han servido para concienciar a los usuarios de la bicicleta" de que no pueden ir por zonas reservadas a peatones, como las calles de este tipo, aceras, parques y jardines. Durante los dos primeros meses después de la entrada en vigor de la norma (en abril), "los policías entregaban notificaciones -que no eran denuncias- a los ciclistas para avisarles de la prohibición, aunque si les habían informado tres veces, sí eran multados", tal como detalla la Policía Local. A partir del segundo mes, finalizó el periodo de prueba y comenzó el régimen sancionador, con multas leves (hasta 60 euros), graves (hasta 120) y muy graves (hasta 300 euros).

Tras más de tres años, desde el Ayuntamiento consideran que el conocimiento de la ordenanza es generalizado, aunque existe un punto conflictivo, la calle Oms, que ha sido denunciado por los comerciantes varias veces. Por ello, la Policía Local realizó una campaña la semana pasada en la que sancionó a 35 ciclistas.

Sin embargo, comerciantes como Benet Bohigas creen que es insuficiente. "Pasan un mínimo de diez cada hora, aunque es peor cuando oscurece, por lo que la Policía debería venir al anochecer". También propone a Cort una mejor señalización al principio y al final de la calle Oms respecto a la prohibición de circular por allí e indicando que hay una ciclocalle muy cerca, dice en referencia a la situada en la plaza de los patines.

Marina Ibáñez es una usuaria habitual de la bici y ayer subía Oms empujando su vehículo a pie, porque "además de estar prohibido, es una calle muy poco práctica para ir en bicicleta". No obstante, como ella vive en una vía transversal, no le queda más remedio que cruzar Oms. Juan Sanez, otro ciclista, también iba caminando, aunque afirma que "la convivencia con los peatones sería fácil si hubiese respeto". Tal como concluye, "el problema son los incívicos y las terrazas de los bares, que lo acaparan todo".