Un sorprendente hallazgo llamó la atención de los miembros de la comunidad educativa del instituto Antoni Maura el pasado miércoles. Dos carros de la compra llenos de comida no perecedera estaban tirados en mitad de la calle junto a unos contenedores de basura. Nadie conoce la procedencia de estos alimentos, que están etiquetados con el logotipo de la Unión Europa y del Fondo Español de Garantía Agraria. Se trata de productos cuya venta está prohibida: son donativos financiados por las instituciones europeas para repartir entre las familias con dificultades económicas.

Según el testimonio de una trabajadora del instituto, a las siete y media de la mañana ya estaban los carros en mitad de la calle de Perú junto a los contenedores. Estaban rebosantes de alimentos y tapados con ropa o mantas.

A la una de la tarde, cuando Diario de Mallorca pudo comprobar la presencia de esos alimentos en mitad de la calle, había una veintena de paquetes de lentejas, otros tantos de macarrones y una docena de kilos de arroz. En otro carro se podían ver varias latas de melocotones en almíbar. Ninguno de los productos estaba caducado. Varios paquetes fueron desapareciendo a lo largo de la mañana, según explicaron desde el centro educativo.

Ni el Ayuntamiento de Palma ni el Banco de Alimentos conocen la posible procedencia de estos alimentos destinados a familias necesitadas. Estos alimentos, que llegan de la península, son almacenados por el Banco de Alimentos, que luego los reparte entre entidades solidarias y asociaciones vecinales que colaboran con la entrega a los beneficiarios. Tampoco les consta un posible robo de esos alimentos.