No pudo ser más expresivo el empresario hotelero sueco y propietario del remozado Tenis Mallorca Mikael Landström al calificar el edifico que Francesc Mitjans levantó en 1962 de "James Bond, por su estética de película de los años 60". Rafel Vidal, el arquitecto que ha llevado a cabo la reforma que ha recuperado para la ciudad esta singular infraestructura, rió la ocurrencia del empresario sueco, que fue el único que optó al concurso para hacerse con la concesión del Tenis por 50 años.

La inversión alcanza los cinco millones de euros, una ingente cantidad que, sin embargo, Landström espera amortizar "no por el tenis sino por el resto de actividades que aquí se van a propiciar: club social, gimnasio, yoga, cafetería y restaurante". Por el momento, la reforma del Tenis ya está propiciando un repunte en la inversión inmobiliaria en la zona.

Vidal, que ha sido fiel a las líneas maestras de un edificio que es de los escasos ejemplos de arquitectura racionalista en Palma, está muy satisfecho con el trabajo que ha compartido con el equipo de ingeniería Reolid Consulting -Vicente y Florencio Reolid y María Luisa Manjón-, y con el aparejador Cristóbal Postigo.

Entre todos, siempre siguiendo los dictados del promotor, han hecho del nuevo Tenis "una infraestructura que ha utilizado al máximo las energías renovables".

El complejo deportivo dispone de una instalación de geotermia cerrada para producir agua caliente aprovechando calor del subsuelo para instalar la calefacción del suelo radiante en la piscina y el spa. También se calentarán gracias al empleo de placas solares mediante tubos de vacío.

Las pistas de tenis se caldearán gracias a la colocación de colectores enterrados bajo ellas, que aprovecharán a través de un complejo entramado de tubos y cañerías el agua caliente de la piscina. Para el agua se utilizará el sistema de osmosis y para la luz, el sistema de iluminación Led y climatización domotizada.