Un grupo de mujeres vestidas de cabaré corre y grita por la calle de Blanquerna. ¿Es una despedida de soltera? Podría, pero no. El barrio de Bons Aires celebró ayer la segunda edición de la yincana Trescabarris, un concurso que puso a prueba las habilidades, los conocimientos y el descaro de los palmesanos.

La participación de esta convocatoria dobló la del año pasado. Unas 130 personas repartidas entre 33 equipos se inscribieron en la prueba, organizada por el Centre d'Estudis de l'Esplai y el Ayuntamiento de Palma.

Los competidores tuvieron que superar una docena de pruebas que les plantearon los monitores del concurso. La más original fue el circuito de aventuras que crearon entre dos palmeras de la plaza de París. Tras caminar sobre un slackline, había que escalar un árbol, cruzar un puente tibetano, bajar en rappel y correr por una pista de cuerdas.

Para puntuar las pruebas no contó el tiempo, sino la calidad en la ejecución. Tras completar un ejercicio, una pista les llevaba hasta el siguiente punto de control. Si los participantes tenían problemas con un enigma, disponñian de la ayuda de Sopetes, un sabio de dentadura prominente que les restaba puntos a cambio de pistas.

En el parque de s'Escorxador les plantearon juegos con agua. En el local de la asociación de vecinos tuvieron que aprender lengua de signos y convencer a cinco desconocidos para que también se los estudiaran. En la sede del club de esplai diseñaron postres con frutas para inculcar a los más pequeños hábitos saludables. Todo el recorrido fue diseñado para que se pudiera disfrutar en familia.

La prueba más divertida tuvo lugar en la plaza de Abu Yahya, donde los concursantes tuvieron que cantar y bailar con la boca llena de agua. La pequeña Alejandra, del grupo de Los Madridistas, tuvo problemas para conseguir que su padre y sus hermanas reconocieran el villancico Los peces en el río mientras hacía gárgaras.

La etapa más complicada fue en la escuela de baile Palma Play, donde el monitor José Baiget les evaluaba su talento para bailar zumba. "De momento no he puesto ningún diez", reconocía.

En 31 de Desembre los participantes tenían que reconocer a diez ilustres palmesanos. A Maria del Mar Bonet la confundieron con Cati Solivellas. A Chenoa y Rossy de Palma la identificaron siempre a la primera. Una señora confundió a Pep Lluís Martí con Ronaldo. El actor Miquel Àngel Juan, Llonovoy, les costó a muchos. Pero según el monitor de la prueba, el más desconocido fue el alcalde José Hila. "A él siempre lo dejan para el final", explicó. Uno de los equipos que reconoció al alcalde a la primera fue el que formaron tres regidores del equipo de gobierno de Cort: Aligi Molina y Aurora Jhardi (Som Palma) y Joan Ferrer (PSOE).

Tras el recuento de las puntuaciones y los nervios de la espera, la entrega de premios tuvo lugar ayer mismo al mediodía en la plaza de Santa Pagesa. Los cinco grupos con mayor puntuación consiguieron premios. Los ganadores fueron el grupo de las Escorxadores, vestidas de carniceras ensangrentadas. Recibieron dos noches de hotel. Los segundos clasificados, las Caipifresas, obtuvieron pasajes de barco. El galardón a los mejores disfraces se lo repartieron estos dos equipos, a los que les regalaron diez entradas para ir a Cineciutat.

Según explicaron fuentes de la regiduría de Participación Ciudadana, la intención es que la yincana -que se celebra con motivo de las fiestas de la Mare de Déu de la Salut- sea itinerante. El año pasado tuvo lugar en los barrios de la Seu y la Calatrava, y para futuras ediciones se prevé que cambie la ubicación en la que se desarrolla la competición.