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Palma a la vista

Resaca de aguas

Los carritos de los vagabundos navegan cerca del Náutico. L.D.

La tromba caída este viernes es paritaria. La naturaleza es para todos solo la mano del hombre hace que sea una catástrofe o un incidente que poder colgar en instagram en función del bolsillo del afectado o de la víctima. El lenguaje no es inocente. Nos encajan tantos eufemismos que lo olvidamos: el lenguaje también es poder.

Cayó agua a destajo, nos dejó en el lado fangoso de la vida pero si por unas horas fuimos conscientes de que a la naturaleza hay que tenerle mucho respeto, también pudimos comprobar en qué pésimo estado se encuentran nuestras canalizaciones.

Esa es la naturaleza del poder que no cumple su trabajo. Hay que pedir responsabilidades porque no es de recibo que en zonas como el polígon de Llevant, que acaban de recepcionar sus últimas obras, la lluvia de la tarde del viernes que no fue con mucho tan intensa como la de la mañana, anegara las calzadas hasta alcanzar las aceras poniendo muy difícil el paso, a no ser que tuvieras unas katiuskas a mano o te dieras un baño de agua llena de lodo y otras estupendas sustancias. ¡Perfectas para hacerte un peeling en los pies!

El tema del agua en una isla es vital, sobre todo si de ella beben y se lavan millones de turistas en un par de meses. Hace años que perdemos agua por unas canalizaciones mal paridas lo que es doblemente nefasto cuando tenemos escasez de ella y también cuando llega abruptamente como la pasada tormenta.

Como lo es que las playas de Palma se tengan que cerrar porque hasta ella llegan vertidos de agua residual. Emaya anuncia que construirá una nueva estación de impulsión porque en las estaciones donde actualmente se concentran los caudales son insuficientes y están más viejas que la carracuca. Pero teníamos que gastarnos los cuartos en un dudoso palacio de congresos que ahí sigue, mirando al mar, soñé.

Una ciudad en la que sus habitantes se encuentran un buen día con el piso anegado porque la constructora quiso ahorrarse unos cuartos y permitió que las aguas fluviales de la finca estuviesen conectadas a la red del desagüe no puede publicitarse como el mejor destino del mundo. Por desgracia, la naturaleza pone las cosas en su sitio y queda demostrado, una vez más, que somos un país donde la chapuza es la reina de la casa.

Ayer la ciudad amaneció resacosa de su baño de aguas: restos de lodo, carritos de los vagabundos varados en la salida de aguas de los torrentes, restos de comida, basuras, cartones, incluso un zapato, ese que siempre ves en la cuneta cuando alguien ha muerto en un accidente de tráfico.

La tromba no causó muertos, afortunadamente, pero las imágenes que se vieron de la ciudad, parecían más propias de un país del Tercer Mundo no del mejor destino posible.

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