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Mantenimiento

Un carril bici pasado por agua en el Marítimo

Un tramo de la vía que recorre el paseo litoral sufre inundaciones debido a la pleamar a la altura del bar Dársena

Turistas atravesando el carril bici anegado por el agua del mar. guillem bosch

Dar un paseo en bicicleta por un carril diseñado para ello en un litoral no entra dentro del concepto que se tiene como deporte de riesgo. Sin embargo, atreverse a cruzar los escasos quince metros del carril bici de la avenida Gabriel Roca que atraviesan la desembocadura de un torrente puede convertirse en una ardua y peligrosa tarea.

La pleamar, que se ve potenciada por las tardes, provoca una inundación del tramo dificultando el paso de un extremo al otro. "Generalmente el agua sube un palmo, unos 20 centímetros, y no es algo que suceda solo puntualmente", explicó ayer Toni Bibiloni, propietario de una tienda de alquiler de bicis.

Además, la acumulación de agua ha provocado que crezca una capa de vegetación muy resbaladiza que dificulta, todavía más, el paso. Por el momento ya se han contabilizado diversos incidentes en esa zona, uno de los últimos acabó con una hospitalización urgente. "Una italiana que alquiló una bicicleta de carretera se cayó mientras estaba cruzando porque patinó y se rompió el brazo y la pierna por dos sitios diferentes", aseguró Bibiloni.

Los principales accidentados suelen ser principalmente turistas que no se conocen la zona. "Los mallorquines ya no se meten por ahí pero los extranjeros sí y luego son los que tienen los problemas", detalló el propietario. Como vía alternativa, los ciclistas prefieren pasar por la acera de la parte superior pero el vaivén de transeúntes y su escasa anchura provoca situaciones de confrontación entre unos y otros.

Según Bibiloni, "otro problema se da con las e-bike. Algunas bicicletas eléctricas tienen su motor en la rueda trasera y si se mojan dejan de funcionar. Ya se han dado varios casos". Igualmente, con independencia del mecanismo, el agua no solo provoca una pérdida de adherencia en las ruedas al sumergirse sino que también potencia la oxidación de estos transportes.

En busca de una solución, el propietario de la tienda ya le solicitó a Cort que se buscara alguna alternativa para cruzar ese tramo. "Les dijimos que es muy peligroso y nos contestaron que aún estaban proyectando qué hacer y que antes debían solucionar otro punto conflictivo", detalló. "Nosotros proponemos que construyan un paso a nivel. Es una distancia corta así que no debe ser muy difícil", aseguró Bibiloni.

Más puntos negros

El entramado de carriles bici de Palma cuenta con otras zonas en las que cabe extremar las precauciones, tanto por el centro de la ciudad por la convivencia con otros coches como por el litoral. Una de las zonas más conflictivas es el camino que une el Portixol con es Carnantge. Numerosos ciclistas han denunciado tanto el mal estado de la vía como la nula visibilidad que ofrece este carril bici con curvas de casi 90 grados.

Los usuarios de estos transportes de dos ruedas, conscientes del peligro de estos tramos, hacen uso del pito para avisar al llegar a la curva o incluso se salen del propio carril para evitar estamparse con los que vienen en dirección contraria. Además, la falta de conservación y mantenimiento ha provocado que las hierbas de los lados ocupen parte de la vía, dificultando la marcha. Un tranquilo paseo puede convertirse en un deporte de riesgo.

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