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Sa torreta

Migajas de mar para los palmesanos

Un balcón al mar cerca de Calanova.

Palma creyó ganar terreno al mar cuando, en realidad, se estaba alejando de él. Hace más de medio siglo construyó el paseo marítimo para enlazar la ciudad con el dique del Oeste, que estaba llamado a sustituir al Moll de la Riba, que daba síntomas de agotamiento tras siglos de servicio. Los seis kilómetros de nueva vía sustituyeron la insuficiente carretera de Andratx, que partiendo de la Porta de Santa Catalina y pasando por Gomila unía los barrios periféricos y de veraneo de la ciudad.

Después de salvar los acantilados del Jonquet y del Salt des Ca y aislar la rada de Can Barbarà, el nuevo paseo llegaba y llega a los nuevos muelles comerciales, construidos con las piedras extraídas de las canteras de Gènova y trasladadas en un tren creado para este trabajo. A los pocos años se duplicó el ancho de paseo marítimo y Palma continuó alejándose del Mediterráneo. La vía creó la oportunidad de construir hoteles y edificios de diez plantas que anularon el encanto de los barrios residenciales del Terreno, Cas Català o Sant Agustí. Las vistas de la bahía desde la altura quedaron limitadas para los privilegiados propietarios de un piso o para quienes se hospedaban en uno de los hoteles recién construidos.

Nuevas barreras entre el mar y los palmesanos se alzaron cuando entre el Moll de la Riba y el dique del Oeste creció un bosque de palos de aluminio nacidos desde los cascos de barcos y yates que llenan el espejo de agua.

Quizás alguien pensó que igual que a los pobres de solemnidad se les daban migajas de pan para evitar una revolución, a los palmesanos había que darles unas migajas de mar para que callaran mientras unos pocos seguían robándoselo. Entonces en algunos huecos que quedaban sin construir en el lado del Mediterráneo de la carretera de Andratx, abrieron unos balcones para recordar la vista de la que se disfrutó en el pasado. Como en la plazoleta que se encuentra frente al Hotel Feliz, pasada la plaza Gomila. Como en el balcón de esta foto en Calanova. Migajas para apagar el hambre de mar de los palmesanos.

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