El primer miércoles de llonguetada quedó ayer inaugurado y la respuesta fue mayor de la esperada. Los llonguets, protagonistas de esta nueva ruta, escaseaban en la mayoría de comercios que se han sumado a la iniciativa. Apenas eran las 11,00 horas y en el centro de Palma se convertía en una ardua tarea encontrar alguno de estos típicos panecillos palmesanos. El reclamo, llonguet y bebida a 2,5 euros, no era para menos. Entre los clientes, más residentes que turistas. La falta de carteles o avisos en las pizarras hizo pasar inadvertido este comienzo de ruta algo atropellado.

Los comercios vivieron este primer día con cierto caos y desorganización. Algunos por enterarse demasiado tarde, como las empleadas de Ca na Teresa en el carrer Colom. "A mi me han avisado de hoy para hoy", aseguró Eva María Rabasaco, encargada de la pastelería. Según explicaba, "tuvimos que salir a comprar más porque solo habíamos hecho diez llonguets, como normalmente hacemos". También empezó con mal pie Vanesa López, dependienta de Casa Canet. "Sí que sabía que el miércoles empezaba la ruta pero simplemente no me he acordado", contaba con resignación. Su pastelería se convirtió en un auténtico bullicio hasta las 10,30 horas, momento en el que se quedó sin mercancía. "Hago unos 600 llonguets diarios para venderlos también a bares y mercados. El próximo miércoles haré por lo menos 800", destacó.

Sin existencias

En otra popular cadena de pastelerías, Ca na Cati, estos panecillos se agotaron en sus tiendas más céntricas. "En la periferia de Palma, la venta ha sido más modesta. En cambio, en las panaderías del centro hemos estado desbordados", explicaba Miguel Ángel Torrens, gerente de la cadena. La pastelería Trías, situada tras la basílica de Santa Eulàlia, prefirió tomarse este primer día como un muestreo. Según la dependienta Margarida Cabot, "se hizo un poco menos de lo normal para saber cuánta demanda había".

Pese a la falta de previsión, todos coincidieron en que la iniciativa es muy beneficiosa tanto para darse a conocer a nuevos clientes como para promocionar un producto típico de la ciudad. "Más que por el dinero es una reivindicación cultural. Nuestra manera de competir con las grandes superficies es a base de potenciar el producto local", subraya Torrens.

Solo los más madrugadores pudieron aprovechar esta primera llonguetada. "El más demandado por los clientes ha sido el de sobrasada. Muy por encima del de jamón y queso", explicó sorprendido Torrens. La palmesana Lucía Sastre quedó con una amiga para desayunar. "Es una muy buena oferta. Generalmente pagas dos euros solo por el bocadillo", opinó una de las pocas que disfrutaron de la promoción.

Menos suerte tuvieron muchos otros que se encontraban con el cartel de agotado. Vanesa López, para evitar que una pareja se fuera de manos vacías, improvisó un llonguet alternativo con un panecillo pequeño. "Desde la Fira del Llonguet (celebrado en abril) la demanda ha subido al doble. Ha valido la pena", destacó.

La ruta tiene gancho. La lección se aprendió a la fuerza: el llonguet es muy querido en Palma. Ahora solo queda que para el próximo miércoles la oferta se ajuste a la gran demanda llonguetera.