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Sa Torreta

Película de horror en la plaça d'Espanya

Película de horror en la plaça d'Espanya DIARIO DE MALLORCA

Atravesar la plaça d'Espanya supone penetrar en el escenario de una película de miedo. Horror a lo mal concebido. Terror a lo peor ejecutado. Los protagonistas del desaguisado son la arquitecta Carme Pinós y el alcalde Joan Fageda. Ellos se cargaron la acogedora ágora de Gaspar Bennàssar y la sustituyeron por un engendro que, contrariamente a lo que sucede con los buenos vinos, empeora con el tiempo.

Pinós y su cómplice Joan Fageda rompieron equilibrios, se cargaron perspectivas y aniquilaron proporciones. Todo para compensar a una constructora. La del Parc de les estaciones ya fenecido debía ser pagada por la supresión de una parte del proyecto inicial: el soterramiento de las avenidas. El premio fue la aniquilación de la plaza de España. La imagen de unos obreros que de forma casi permanente sustituyen la resbaladiza y frágil pizarra por cemento es el símbolo del inmenso error.

Cada vez que recuerdo el estropicio perpetrado me refugio en fotografías como la que acompaña este artículo. La plaça d'Espanya se concibió como un lugar de bienvenida a la ciudad para quienes llegaban a la estación ferroviaria y de despedida a los que la abandonaban. Bennàssar creó una plaza muy ordenada y sólida. Con bordillos de piedra tallada. Con bancos antivándalos fabricados con hierro y un conglomerado de piedra y cemento. El centro en torno al que giraba todo era la estatua ecuestre en bronce de Jaume I, el conquistador de Palma, el monarca que devolvió la isla a la órbita occidental. El rey en el que se funden leyenda e historia, el que importó una lengua, unas leyes y una religión.

La plaza solo necesitaba un nuevo suelo y suprimir el tráfico que rodeaba la zona reservada a paseantes y ciudadanos ociosos. Pinós y Fageda decidieron cargarse la historia y la estética. Con unas baldosas de pizarra que los días de lluvia tiran al suelo a los viandantes y que se fracturan al paso de unos tacones. Con unos parterres de hierro que desorganizan el espacio. Con plantas que no crecen. Con una escultura descentrada. Un desastre.

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