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Entrevista

José Ferragut Canals: "Ser arquitecto municipal en la época del boom turístico era muy peligroso"

José Ferragut Canals: "Ser arquitecto municipal en la época del boom turístico era muy peligroso"

-¿Hasta ahora no se había analizado la obra de Ferragut?

-No se había estudiado en su conjunto. Hay entrevistas, está referenciado por el Docomomo y aparece varias veces en la Guía de Arquitectura de Mallorca. Sin embargo, no hay publicaciones ni de su obra ni de la de toda su generación de arquitectos, como por ejemplo Gabriel Alomar o Francisco Casas.

-Es conocido sobre todo por el edificio de Gesa. ¿Es una obra cumbre o una más dentro de su prolífica carrera?

-Me es difícil hablar de obra cumbre, aunque sí es una obra muy significativa debido a que resume el movimiento moderno.

-¿Qué habría que hacer con él si finalmente se reforma?

-Es un edificio completamente remodelable, porque su planta libre permite ubicar lo que uno quiera en cuanto a oficinas o centros de trabajo, que es para lo que fue proyectado. En cambio, no tendría sentido convertirlo en hotel o viviendas, porque habría que agujerear cada seis metros para instalar las bajantes de agua y no tiene ventanas que se abran. La fachada se debe mantener y, pese a que tiene que cumplir con la nueva normativa, no es nada complicado crear otra fachada interior, como se hace muchas veces. Un ejemplo de ello es el aeropuerto de Barcelona.

-¿Qué representa más a su tío, la arquitectura regionalista, como la de Jaume III, o su obra más racionalista?

-Creo que todo lo representa, es la aparente contradicción de su arquitectura. Siempre iba y venía de un estilo a otro. Podía hacer algo muy racional y depurado, y que el siguiente proyecto fuese un edificio clasicista. Este vaivén es muy definitorio de él y de su trayectoria profesional.

-En una entrevista, Ferragut Pou afirmó que el arquitecto no debería trabajar en una región que desconoce. ¿Lo decía por respeto al entorno?

-Él hablaba de la necesidad de estar en contacto con el terreno. En los chalés modernos solía emplear cubiertas planas, que no eran de teja, pero también era muy típico suyo poner lienzos de piedra en la fachada, porque de este modo se incorporaba más al entorno. Queda muy bien y se continúa utilizando. Había una vivienda en Palmanova, que ya ha desaparecido, que reflejaba perfectamente su arquitectura: la simplicidad racionalista en contacto con la tierra, el pasado. Le gustaba mucho Le Corbusier y esa casa era parecida a la villa Saboya, pero adaptada a la isla. En ella una torre de piedra hacía de base para salvar el desnivel del terreno y la aprovechó para instalar allí los servicios.

-El libro también señala que, para Ferragut, el arquitecto ha de ser artista y técnico, pero además sociólogo. ¿Por qué?

-Para conocer al cliente, porque se preocupaba mucho de sus necesidades. Criticaba que había arquitectos que simplemente eran fabricantes de planos. En cambio, él desarrollaba todo al máximo, hasta el último detalle. Diseñaba las puertas, los pomos, el brocal de la fuente e incluso la cubertería de una vivienda."Chocó con los grandes poderes urbanísticos. Hacía daño a sus intereses y se granjeó muchos enemigos"

-Fue un precursor al concebir el trabajo arquitectónico con un carácter multidisciplinar. ¿De qué forma lo aplicó?

-Sobre todo en urbanismo, donde colaboraban geógrafos, geólogos, sociólogos... Introdujo equipos de trabajo con este tipo de conocimientos para analizar y resolver un problema, que no es solo arquitectónico, sino que también hay se saber cómo es la gente de un lugar determinado y cuáles son sus necesidades, qué clase de terreno tiene la región para ver si se puede desarrollar un proyecto allí, cuál es el clima...

-Se conoce poco su faceta como urbanista. ¿Dejó huella?

-Lo más importante en Palma fue la colaboración con Gabriel Alomar para proyectar Jaume III, que no existía. La creación de la avenida está firmada por los dos. Hizo muchos planes parciales y un libro en el que unificaba toda la normativa urbanística de los municipios de la isla, aunque no le hicieron caso. En Alcúdia, hizo el plan general que contemplaba la ciudad de los lagos y también fue el arquitecto de Pollença.

-¿Por qué dice que tenía un concepto ético de lo que debe ser la profesión?

-Al ser arquitecto municipal de Pollença, se negó a realizar allí proyectos particulares, algo que ahora está prohibido. Luchó para que las casas del paseo marítimo del puerto se conservaran a baja altura y que las zonas verdes se ubicasen en primera línea con el fin de evitar una carretera, pero chocó con los grandes poderes urbanísticos. Cuando él murió, muchas personas en Pollença lo celebraron. El arquitecto que le sustituyó, también muy honesto, desveló en una entrevista que, durante una inspección de obra que realizó, escuchó decir a dos constructores que estaban cerca: "A ver si a este le tendremos que hacer lo mismo que al otro"."No tendría sentido que Gesa fuese un hotel o pisos, pero sí lo que uno quiera en cuanto a centros de trabajo"

-Empezaba el boom turístico y había demasiados intereses económicos en juego.

-Ser arquitecto municipal en aquella época y tratar de evitar desarrollos urbanísticos era muy peligroso. Lógicamente, tenía el respaldo del ayuntamiento, pero hacía daño a esos intereses y se granjeó muchos enemigos. Se peleó además con el Colegio de Arquitectos, cuyo decano era el arquitecto oficial de Vivienda del régimen franquista.

-Denunció la manipulación de informes y trato parcial, y criticó la arquitectura de "triunfalismo folclórico" que se hacía en el franquismo.

-Lo que molestó a los poderes fácticos y a algunos estamentos fueron sus intervenciones en materia de urbanismo, pero no solo en Pollença. Escribió una serie de cartas donde habla de un grupo de arquitectos protegidos y otros que eran tratados con desdén y a los que retenían sus proyectos para que no fuesen aprobados. Denunció todo esto, pero no sirvió de nada.

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