Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a la vista

En el callejón de Ganesha

Una Ganesha a pie de calle. L.D.

En la trasera de Sindicat, se ha dibujado el brazo armado de Ganesha porque no nos basta un dios, un rey, una patria en una ciudad que está de mudanza y que va a necesitar los brazos de esta deidad con cabeza de elefante.

Las ciudades estampadas en los esprays de colores, en hilaturas de expresividad descarada como Palma, vociferan sus consignas en las paredes de edificios a medio derruir. O en los muros medianeros de inmuebles que esperan su futuro. Igual que la ciudad en cambio.

Ganesha, de cuerpo humano y cabeza de elefante, es el souvenir que te acaba regalando todo aquel que ha estado de viaje en India. Un namasté en toda regla. Los amigos yoguis también te ofrecen esta deidad de muchos brazos como quien te entrega un deseo y un beso. Es la ahuyentadora de obstáculos y a la vez, patrón de las artes y las ciencias. Es deidad de la inteligencia y la sabiduría.

Habrá que entregársela a quienes en pocos días van a decidir qué alcalde, qué equipo va a estar al frente de Palma, traduciendo la voluntad soberana de los votantes. Es tiempo de alargar los brazos, de ofrecer la mano y de hacer de ese amasijo de aparente contradicción, suma. Palma lo pide también en sus grafitis.

En la zona de Sindicat, donde merodean las prostitutas y el pequeño comercio va desapareciendo siendo sustituido por franquicias o tiendas de chinos se perfila un posible laboratorio para una ciudad viva, al margen de artificios, escueta en gestos que no le corresponden. No se trata de practicar la austeridad conventual pero tampoco de impregnarnos de un espíritu fallero, mucho menos ahora que Rita se va a los puertos.

La Ganesha del callejón lleva tiempo. Va armada hasta los dientes, y con dos de sus brazos gesticula cuernos. Quien la dibujó la quiso belicosa. Ahuyentar obstáculos requiere un ánimo férreo. Palma como cualquier otra ciudad de este país donde los índices de pobreza no paran de crecer, y donde el reparto de la riqueza se inclina al mismo lado de siempre, necesita mucho ánimo, mucho temple, y muchos brazos para hacer frente a dilemas propios de Hamlet. Palma es y puede ser.

Son muchos los asuntos que habrá que atender pero hay brazos suficientes. Quien pintó a Ganesha fue un visionario solo que ahora son otras las armas que hay que utilizar. Palma no debe ser callejón de los milagros por más que alguien nos regale una estampita de la diosa con cabeza de elefante. Las ciudades son algo más que cuestión de fe, están hechas de sangre y músculo. A palma le late fuerte el corazón aunque el de algunos esté partido.

Compartir el artículo

stats