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Sa Torreta

50 años de un templo del Eixample

Sant Francesc de Paula fue bendecida el 7 de marzo de 1965. M.M.

La iglesia de Sant Francesc de Paula cumple mañana 50 años. Oficialmente. El 7 de marzo de 1965 fue bendecida por el vicario episcopal de la diócesis, pero lo cierto es que la parroquia había sido creada ocho años antes por el obispo Enciso de Viana y desde hacía un tiempo, aún con el templo en obras, ya desarrollaba una intensa actividad pastoral. Erigida en el Camp Redó, junto a la calle del General Riera, la iglesia venía a cubrir las necesidades pastorales de un barrio que cada año contaba con mil nuevos habitantes, tenía una sola calle asfaltada y carecía de escuela pública. Estábamos en pleno boom turístico y el Eixample acogía, como hace pocos años, oleadas de inmigrantes atraídos por la efervescente actividad constructora y hotelera.

Desde los años 30 del siglo pasado, la diócesis impulsó un plan para dotar de parroquias los poblamientos surgidos tras el derribo de las murallas. Arquitectos como Guillem Forteza o Gabriel Alomar ponían su firma a edificios religiosos como los de Santa Pagesa, Santa Tereseta o la Santíssima Trinitat. Antes se había puesto fin al oligopolio que mantenían en Palma las cinco demarcaciones nacidas después de la conquista: Santa Eulàlia, Sant Miquel, Sant Nicolau, Santa Creu y la Seu.

El templo del Camp Redó es obra del arquitecto Antonio García-Ruiz Rosselló, que construyó un edificio de líneas sencillas cuyo elemento más significativo es un triple arco en la fachada principal, inexistente en el momento de la inauguración. Un motivo muy parecido al que el mismo autor utilizó en el monumento a Santiago Rusiñol al final de la calle del Marquès de la Sénia.

Con la iglesia dedicada a Sant Francesc de Paula, la ciudad recuperó una advocación perdida en 1836. Este año fue derribado el convento dedicado al taumaturgo que estaba en lo que hoy es la plaza de la Reina. Los mínimos habían llegado a Mallorca en el siglo XVI. Primero se instalaron en Portopí, después en la Soledat y finalmente en pleno centro de Palma, hasta que la desamortización acabó con el convento. Por cierto, una parte del material de derribo fue reciclado. Pero esa es otra historia.

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