En abril del próximo año el Lluís Sitjar será un solar. El Ayuntamiento de Palma inicia hoy las obras de derribo del estadio. El mismo día y a la misma hora de la colocación de la primera piedra hace 70 años se iniciará la demolición del que fue el campo de fútbol del Real Mallorca hasta finales de los años 90, cuando las instalaciones fueron abandonadas por el primer equipo para utilizar las de Son Moix, de propiedad municipal.

Las obras de demolición tendrán una duración prevista de cuatro meses, por lo que se prevé que los 27.000 metros cuadrados que ahora ocupa en campo de fútbol serán un solar el próximo mes de abril, a dos meses de las elecciones locales y autonómicas. El presupuesto es de 1,2 millones que será aportado inicialmente por el Ayuntamiento, aunque con posterioridad deberán asumir el coste de los trabajos el Real Mallorca y los copropietarios.

El derribo se inicia también cuatro años después de que el Ayuntamiento de Palma, en el pasado mandato, iniciara el expediente de ruina y ordenara a sus propietarios -el Real Mallorca y otros 427 copropietarios que se reparten los 666 títulos- el derribo de las instalaciones.

La demolición fue paralizada por el juzgado a petición del Real Mallorca quien interpuso un recurso contra la declaración de ruina.

No obstante, y pese a que el juzgado aún no ha entrado en el fondo del asunto, el pasado mes de julio el actual equipo de gobierno retomó el expediente iniciado en el anterior mandato debido a que las medidas cautelares adoptadas para detener el deterioro de las instalaciones no habían dado resultado.

De hecho, un informe municipal que data del pasado mes de febrero y que fue remitido al juzgado, señala que en realidad las instalaciones se encuentran en estado de ruina técnica, por lo que es preciso proceder a su demolición.

El teniente de alcalde de Urbanismo del Ayuntamiento de Palma, Jesús Valls, reiteró ayer que "el estadio se encuentra en un estado de degradación inadmisible y supone un peligro para la seguridad y la salubridad pública, además de una grave degradación urbana".

Valls destacó que la decisión cuenta con el apoyo de la asociación de copropietarios, cuyo presidente, Joan Aguiló, compareció en rueda de prensa el pasado mes de julio junto con el teniente de alcalde Jesús Valls apoyando el derribo, al tiempo que anunciaba la posibilidad de alcanzar un acuerdo con el fin de ceder sus títulos de propiedad a cambio de uno o dos pases en Son Moix. Sea cual sea la decisión final, Valls recordó que las instalaciones están en estos momentos en un estado de degradación tal que su futuro pasa inexorablemente por su derribo.

Valls explicó asimismo que con esta decisión "se da respuesta también a las reclamaciones constantes de los vecinos de es Fortí, en particular, y a los de Palma en general".

El Real Mallorca, que ostenta el 33 por ciento de los títulos de propiedad, no se ha manifestado a favor de la demolición ni tampoco ha retirado el recurso presentado, pese a la constante degradación de las instalaciones de la que es responsable por ser su administrador.