El derribo del estadio Lluís Sitjar comenzará este miércoles, según ha anunciado Cort. La histórica demolición, que se llevará a cabo de forma subsidiaria, arranca después de cuatro años de tramitación y polémica.

El antiguo campo del Mallorca verá su fin al encontrarse en ruina técnica. Las obras, que durarán unos cuatro meses, tienen un presupuesto de 1,2 millones y el Ayuntamiento de Palma se hará cargo de ellas a través de la empresa Bartolomé Ramón, para luego pasar la factura a los propietarios.

Hay 666 títulos de propiedad; el Mallorca tiene el 33 por ciento. Los copropietarios están de acuerdo con la demolición del estadio, pero el club mantiene su negativa.

El teniente de alcalde de Urbanismo y Vivienda de Palma, Jesús Valls, ha calificado esta solución de "buena" para la ciudad, los ciudadanos, para el deporte y para los vecinos del barrio, ya que el estadio "se encuentra en un estado de degradación inadmisible y supone un peligro para la seguridad, la salubridad y una grave degradación urbana".

Esta medida se toma tras meses de falta de interlocución por parte del RCD Mallorca, el mayor propietario del estadio, y el único que no se ha manifestado a favor de la demolición, explica en una nota de prensa el Ayuntamiento de Palma.

Según ha defendido el regidor, esta medida tiene "unanimidad política y de todos los copropietarios del estadio", representados por Joan Aguiló.

Valls ha asegurado que del estadio se conservarán la puerta original con el escudo y el recuerdo topográfico de la ubicación de las esquinas de córner.

La ejecución subsidiaria no se ha realizado antes, precisamente, "porque para dar continuidad al expediente de disciplina urbanística se notificó a los 427 titulares en relación al decreto de ejecución subsidiaria, y de su presupuesto, con la posibilidad de que se opusieran durante un plazo de dos meses", ha recordado Valls.

No obstante, una vez transcurrido el plazo se puede dar curso a la ejecución, que "nunca se ha paralizado", ha insistido el concejal.

La demolición responde las reclamaciones constantes de los vecinos de es Fortí, y continúa el acuerdo con los copropietarios, "por lo que esta solución no tiene más remedio que ejecutarse", ha resaltado Valls.