La historia se puede aprender jugando. Lo intenté días atrás durante un apacible paseo junto a la muralla al pie del Baluard de Sant Pere. Me propuse buscar las marcas que los canteros o grupos de canteros grababan en los sillares para identificar su trabajo. En apenas cinco minutos localicé diez. Van desde una simple incisión vertical hasta un cuadrado cruzado por otra raya, pasando por símbolos que parecen la vela de una embarcación, triángulos, líneas paralelas, cruces, haches... Una minucia, si comparamos mi resultado con el obtenido por Diego Zaforteza y Mussoles, quien en su obra La ciudad de Mallorca publica cuatro páginas con más de un centenar. La próxima vez que usted pasee por la zona intente superar mi récord, seguramente lo logrará con facilidad.

Las marcas de cantería se han localizado en las construcciones del antiguo Egipto, en Grecia, en Roma y en prácticamente todas las civilizaciones constructoras. Los actuales vestigios de las defensas palmesanas corresponden al diseño presentado en 1575 por el ingeniero italiano Jacobo Palearo, llamado Fratín. Las obras se prolongaron durante siglos porque si algo escaseaba y escasea en la corona española era y es el dinero. Cuando llegaban fondos se reanudaban los trabajos. Los canteros, que trabajaban a destajo o a jornal, según las épocas, se dirigían a los puntos de extracción de Llucmajor, el Coll d´en Rabassa o la Font Santa y extraían la piedra de acuerdo con los tamaños y formas indicados por los maestros de obra. Cada sillar era marcado con un objetivo: facilitar el recuento y los emolumentos. Una vez preparada la materia prima llegaba la hora de los traginers, los carpinteros y los albañiles para levantar un muro que desde su finalización y hasta su derribo a partir de 1902 jamás cumplió la función defensiva para la que fue levantado.

Si acepta el juego que le propongo y busca las marcas en la muralla recuerde que no son banales graffitis del pasado. Son la vida y el duro trabajo de Joan, Josep o Andreu que, sin saberlo, levantaron un monumento tan inútil como emblemático para la ciudad de Palma.