­¿Es posible transformar Pere Garau? ¿Puede el barrio quitarse el estigma de ser un gueto inseguro para convertirse en una zona más amable y próspera? Un arquitecto de Palma, Tomeu Duran Gelabert, cree que sí. Ha elaborado un proyecto para reformar las vías secundarias de Pere Garau. Su propuesta se basa en crear más espacios donde los vecinos puedan charlar, jugar o pasear. Más bancos, más árboles y menos vehículos son algunas de sus sugerencias para un barrio que, según él, ha caído en la "degradación física y social".

Duran nació y creció en Pere Garau. Tras pasar 18 años en la Península, regresó en 2013 y comprobó cómo se había deteriorado la barriada de su infancia. "Hay una escasez de espacios públicos, más allá de las plazas de Pere Garau y de las Columnas", razona el arquitecto.

Su plan pasa por "crear espacios públicos de donde no los hay". "Si mejoramos el soporte físico donde se producen las relaciones sociales, mejoraremos la sociedad", asegura el técnico.

Su diseño se ha centrado en una pequeña porción de la barriada, en el espacio entre las calles de Francesc Manuel de los Herreros, Francesc Barceló i Combis, Capità Vila y Manacor. No obstante, Duran argumenta que se podría extrapolar a cualquier calle de Pere Garau, y también a cualquier otra zona del Eixample.

Una de las líneas maestras de su propuesta pasa por ensanchar las aceras de las calles secundarias. Ahora la mayoría de orillas de Pere Garau miden 1,5 metros. Duran plantea crear unas "franjas cívicas" en un lateral de cada calle, de forma que una de las aceras pase a ocupar 3,5 metros.

En esos dos metros añadidos se colocarían bancos y árboles, lo que permitiría crear -según el arquitecto- "zonas de convivencia para disfrutar del espacio público". De esa forma, las ocho calles incluidas en su esbozo pasarían de no tener ningún árbol y ningún banco a sumar 243 árboles y 121 asientos.

La mitad de aparcamientos

La creación de las franjas cívicas se haría a costa de eliminar la mitad de plazas de aparcamiento. Según Duran, el subterráneo de la calle de Manacor podría asumir todos esos vehículos con las plazas que tiene vacías. Además, se instalarían más aparcamientos para motos y bicis, lo que permitiría reducir la contaminación. También sugiere que se reduzca la velocidad en las calles secundarias a 30 kilómetros por hora para aumentar la seguridad de los viandantes y aminorar el ruido.

Otra medida que contribuiría a incrementar la sensación de seguridad sería colocar farolas cada 18 metros (ahora hay una cada 30 metros). Para compensar el mayor número de puntos de luz, se sustituirían por farolas led, que son más ecológicas.

La densidad de población de Pere Garau es veinte veces superior a la media de Palma. Es incluso mayor que la de Manhattan (Nueva York). Esa concentración de residentes permitiría que los cambios afectaran a un mayor número de personas por el mismo precio.

El arquitecto cifra el coste de la reforma en unos 3,6 millones de euros, lo que permitiría modificar unas 18 manzanas de la barriada. Esa cuantía supone, aproximadamente, un 1% de los presupuestos anuales del Ayuntamiento de Palma.

"Se ha creado un círculo vicioso. La gente está huyendo de Pere Garau, el precio de las viviendas baja, y cada vez hay menos inversiones. Hay que romper ese círculo mediante una inversión en el espacio público", opina el experto.

Duran pone como ejemplo la transformación del barrio de Gràcia (Barcelona), que en los años 80 estaba muy deteriorado. "Para dignificar la zona, las instituciones crearon plazas públicas y dificultaron el acceso a los coches. El barrio ha pasado de estar degradado a tener mucha demanda", razona.

En los últimos meses, ha presentado el proyecto ante dos miembros del equipo de gobierno del PP, que alegaron que no había dinero para una propuesta de ese calado. Los partidos de la oposición ni siquiera le atendieron.

También lo expuso ante una asociación de vecinos, que no vio con buenos ojos la supresión de aparcamientos. Esta semana en la sede de la entidad proteccionista ARCA se celebró una charla para exponer su idea, que sí tuvo mejor acogida.

Duran espera que "a medio plazo" el proyecto se convierta en una realidad para frenar la degradación de Pere Garau.