­Entre los cien ricos de España, seis son mallorquines y, de estos, cuatro se dedican al sector turístico. El detalle da idea de que Mallorca ha apostado por el turismo. Sin embargo, hubo un tiempo, medio siglo atrás, en que la industria de la isla se tejió con otras fibras. Entre los linajes que lo propiciaron, la familia Buades. Hoy se cumplen 171 años desde que Andrés Buades Mir abriera un pequeño negocio de lampistería y grifos en la calle de las Monges. La firma resiste casi dos siglos después con todas las vicisitudes de la historia empresarial de la familia, que incluye un ERE, el de 2009 cuando la crisis financiera afilaba el colmillo, y concluyó con ella. Salvo que uno de ellos, resiste: Fernando Buades Geis.

A menor escala pero idéntica pujanza la empresa mallorquina sigue. Buades Geis es el continuador de una saga que ha hecho de la higiene su motor a través del negocio Ducha Fresca. A finales de noviembre celebrará las tres décadas de este comercio, hoy situado en Can Cavalleria, con una exposición a la que ha invitado a algunos artistas de la isla, entre ellos el dibujante Pere Joan que fue el primero que ilustró el folleto del negocio, cuando estuvo alojado en el pasaje de Santa Catalina de Siena y en Bonaire.

"Es una de las empresas familiares de la isla que crearon industria pero desgraciadamente los políticos no se han preocupado más que del monocultivo turístico", se lamenta Buades. A sus espaldas, la sirenita de Sara Watson que cada mañana abre las puertas para invitar a darse una Ducha Fresca camino del corazón de Canavall.

"Empezamos como boutique de baño. Pilar Balle y Dulce Sancho fueron sus creadoras", cuenta Buades. Después iniciaron proyectos de reforma, a rebufo de la bonanza económica de los años 80. "Media isla se ha hecho sus baños en Ducha Fresca, solo que ocho años atrás se desinfló el pastel. El mercado se ha degradado mucho. Se copia a los grandes. Nosotros capeamos la crisis gracias a las rehabilitaciones", señala. Además en el negocio se apuesta por diseños de reciclaje. "Apostamos por lo bonito, lo auténtico porque en el cuarto de baño nos pasamos más horas de las que nos imaginamos. No trabajamos con la obsolescencia programada", puntualiza.

Él se siente orgulloso de la saga Buades, de la que destaca su pujanza, el ser "avanzados, pioneros" cuando "en la isla hubo emprendedores que creyeron en la industria".

Todo empezó con Andrés Buades Mir en 1843 pero fue su hijo Gabriel Buades Vidal quien en 1900 abrió Casa Buades. En 1921, su hijo Antonio Buades Ferrer toma las riendas del negocio de grifería abriendo la fábrica Buades. "Durante la Guerra Civil fue requisada y se les obligó a fabricar caretas antigás y metralletas", explica Fernando Buades. Las montaba Antonio Buades, conocido como Cap de Ferro, su abuelo. Con su padre, Bartolomé Buades Fiol el negocio pasó de 20 empleados a 800. "Él vio que la grifería en España tenía origen francés, Pargout et Colom, y no había producción propia en la II Guerra Mundial. Mi padre fue a Alemania a buscar tecnología. Se trajeron maquinaria germana. Dejó de vender Roca y montó su propia marca, Buades. Mi padre fue un genio". Entre los hitos de la marca, el grifo Imperio. "vendieron a 70 países, y la grifería Ducal se colocó en más de 8.000 viviendas en España y en el extranjero.

En 1982 se entró en crisis. Se vendió al grupo norteamericano Stanadyme, y este al grupo Teka, tres años después. En 1989 se produjo el ERE con miles de despidos. Los Buades se desvincularon. En 1989 nacería el negocio Ducha Fresca. La familia sigue en la sala de baño.