El Tenis Club quiere volver a sus orígenes. No solo a su etapa de esplendor, que vivió sobre todo durante las décadas de los 60 y 70, sino también a la esencia arquitectónica, que le ha valido la categoría de Bien de Interés Cultural. Las instalaciones del barrio de Son Armadans, muy cerca del paseo Marítimo, están en obras para recuperar el valor de "las piezas en el tablero" que en 1961 proyectó el arquitecto catalán Francesc Mitjans, autor del Camp Nou. En Palma ideó la sede social del club de tenis y sin pretenderlo se convirtió en uno de los pocos exponentes que hay del racionalismo "revisado en clave realista", tal como indica la Guía de Arquitectura.

El autor de la reforma, Rafael Vidal Juste, habla de la "perfecta colocación de las piezas dentro de un tablero" porque este oasis en la ciudad "combina el cuerpo principal, es decir, el edificio, de forma armoniosa con el resto del conjunto. La posición de la pista central de tenis, la bajada en cascada de las demás pistas y la piscina reflejando la fachada es una operación de jardinería y la guinda del pastel es el edificio", como destaca Vidal sobre la obra de Mitjans.

Se protegió el conjunto por su valor global y lo que pretende la actual rehabilitación es resaltar elementos que han quedado en un segundo plano o directamente han desaparecido "por motivos de funcionalidad o porque hubo un incendio y se reconstruyó una parte de forma diferente. Dichas intervenciones no fueron muy afortunadas", según reconoce el arquitecto, por lo que su trabajo es "recuperar la configuración inicial de su autor".

De este modo, saldrá a la luz el patio interior originario, "que daba calidad y transparencia a la entrada y el bar"; la continuidad del techo de la planta baja, "que permitía crear un espacio fluido, ya que las paredes no llegaban hasta arriba"; una zona exterior del primer piso que se incendió y otros muchos elementos que ideó el arquitecto. Asimismo, se elimina la caseta de control de la entrada, porque no estaba en el primer proyecto.

Esta edificación "impide ver desde el exterior todo el pulmón verde que precede al edificio y que se convierte en un paseo hacia la parte alta del solar, en la que está el cuerpo principal, muy bien situado", detalla Vidal. "La propuesta -añade- es que haya una parte de las instalaciones abierta a los ciudadanos". Y los promotores tienen que mejorar el espacio libre público lindante al torrente, tal como establece el pliego del concurso convocado por el Ayuntamiento. Lo harán con un área de juegos infantiles semicerrada y bajando la altura del muro existente con el fin de dar profundidad hacia el interior arbolado, según las palabras del autor de la reforma.

La única empresa que optó a la gestión del recinto de más de mil metros cuadrados fue la del hotel Portixol, que prevé abrir este centro deportivo a finales de mayo. Posiblemente se llamará Palma Sport & Tenis Club y en él habrá nuevos usos, además del tenis, como una zona de sauna, otra de belleza y masajes, salas de yoga y actividades dirigidas, un gimnasio, un restaurante y, por supuesto, la recuperación de la piscina existente.

Pese a que lo esencial ha sido recuperar el proyecto inicial, los promotores también han dado gran relevancia a la eficiencia energética con la más moderna tecnología, por lo que el Tenis Club del siglo XXI no tendrá nada que envidiar a la época dorada de los años 60.