No hay la menor duda de que internet ha cambiado nuestra vida. En muchos aspectos, la cosa es notoria. Pero existen aplicaciones que sólo unos cuantos utilizan. Una de ellas podríamos denominarla ´la revisitación virtual´.

Todos tenemos nuestros puntos negros del pasado. Aquel rival de la infancia. El profesor tan odiado. El niñato que te quitó la primera novia. El tío que te dejó dinero a deber....

Gracias al Google, podemos realizar una especie de recapitulación vital. Y buscar en el abismo del pasado aquello que siempre nos habíamos preguntado sin posibilidad de respuesta.

Resulta tan fácil como colocar el nombre de la persona a la cual le hemos perdido el rastro hace muchos años. Darle al enter y esperar.

Si se trata de una persona amiga, nos puede impresionar desagradablemente la noticia de su fallecimiento. La esquela. A veces nos enteramos de una muerte prematura, y entonces todo cuanto conocemos de aquella persona adquiere un sesgo especial. Es como si pasase la película de su vida ante nuestros ojos. Una manera extraña y algo sobrecogedora de visualizar el pasado.

Si se trata de alguien a quien guardamos cierta inquina, puede que lo encontremos en una lista de morosos. O de reclamaciones por multas e impagos. Y entonces, moviendo la cabeza, nos digamos: "Ya se veía venir..."

O lo contrario. Te puede sorprender que aquel tipo indeseable se haya hecho famoso. Y lo encuentres repetido en numerosas entradas, porque se convirtió en un conocido comentarista deportivo o en diputado. Y entonces, la venganza se vuelve en tu contra.

Resulta un poco espectral esa función de revisitación virtual. Porque une las cosas del presente con las del pasado. Acorta increíblemente las distancias. Compone semblanzas y películas de una forma automática.

Y te hace pensar en que, tal vez, alguno de tus excompañeros de clase también te haya buscado algún día por la red. Para recomponer la película de tu vida.