Tras el cierre del monasterio de Sant Jeroni el mes pasado, el Obispado desconoce qué futuro dará al inmueble situado en la plaza del mismo nombre y que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC). La asociación proteccionista ARCA manifestó esta semana su preocupación por la conservación del recinto religioso ahora que ha quedado vacío y pidió a las instituciones públicas que tomen medidas respecto a uno de los recintos de este tipo más valiosos de Palma. Además, ante el temor de que los bienes muebles sean trasladados a la península -a otro convento de las Jerónimas-, la Diócesis de Mallorca recordó que se trata de elementos protegidos y aseguró que no se contempla de ningún modo esta posibilidad.

Pese a que todavía desconoce el futuro uso del edificio, para el Obispado la primera opción es que el monasterio "vuelva a tener vida contemplativa", es decir, que lo habiten monjas de otra orden religiosa, ya que las Jerónimas se trasladaron el pasado 1 de junio al convento que tienen en Inca debido a su avanzada edad. Sin embargo, fuentes de la Iglesia reconocieron ayer que es difícil encontrar nuevas congregaciones para ocupar su lugar.

Una situación similiar vivió la ermita de Betlem hace unos años, cuando sus ermitaños fueron reubicados en el santuario que tienen en Valldemossa. Desde entonces, la ermita de Artà sigue vacía, "a pesar de las gestiones que se realizaron para recuperar la vida contemplativa", tal como indicaron. Por el contrario, otros conventos de Ciutat han logrado tener continuidad gracias a las nuevas incorporaciones, como por ejemplo las Franciscanas Thor en el de las Caputxines.

Por ahora, la Diócesis está a la espera de que finalice el proceso de supresión del monasterio de las Jerónimas, un trámite que corresponde a la Santa Sede.