La imputación de la anterior cúpula de la Policía Local de Palma en el caso del presunto amaño de unas oposiciones a oficial ha supuesto un cambio radical en el modelo policial impulsado desde el inicio del actual mandato por el alcalde, Mateo Isern. La reapertura de la oficina de denuncias en la comisaría de Son Gotleu es buena prueba de ello, pese a que la propaganda oficial insiste en que el acto de ayer fue una inauguración, como si antes no hubiera habido el servicio que se ha reinstaurado. De hecho fue Mateo Isern quien, a finales de 2011, clausuró este servicio, que se venía prestando en la barriada desde tiempos de Joan Fageda y que la alcaldesa Catalina Cirer había mejorado trasladándolo al flamante Casal de Barri inaugurado a finales de su mandato. Fiel al modelo policial impulsado por el exintendente Antonio Vera, se cerraron, entre otros servicios de proximidad, además de la oficina de denuncias de Son Gotleu, la situada en el edificio municipal d´Avingues y la del Camp Rodó. De esta forma, en la práctica, todas las denuncias quedaban centralizadas en el cuartel de Sant Ferran. La centralización también afectó a las comisarías desplegadas en el territorio. De esta forma, Sant Ferran absorbió a la del Camp Rodó y la de Son Gotleu -sin oficina de denuncias- se unificó con la de Centro, que desapareció. La práctica totalidad de los servicios se reservaban a las nuevas unidades reactivas creadas a imagen y semejanza del intendente dimitido y del director general, Enrique Calvo, también apartado, e investigado por presunto amaño de unas oposiciones a oficial. La foto que ilustra esta sección se corresponde con el cartel que, a finales de noviembre de 2011, se colocó en la oficina de denuncias de Son Gotleu, ahora reabierta, en el que se remitía a los ciudadanos al cuartel de Sant Ferran para interponer cualquier denuncia, o a que llamaran al 010 para recabar información, tal como se aprecia en la fotografía remitida por el grupo municipal socialista.

Isern y Bauzá se saludan, pero no se hablan

El alcalde de Palma, Mateo Isern, y el president del Govern, José Ramón Bauzá se saludan cuando coinciden en algún acto oficial, como ocurrió ayer en los desayunos organizados por un medio digital en el que también estuvo presente el presidente de la comunidad autónoma de Canarias, Paulino Rivero, aunque no hablan de según qué cosas. Al menos no lo hicieron ayer sobre uno de los temas pendientes del mandato: la reanudación de las obras del Palacio de Congresos y su hotel anexo, pendientes de la formalización de un préstamo por parte del Ejecutivo autonómico de 30 millones.