­En la llamada noche mágica, las curiosidades y anécdotas no pueden faltar.

Una escultura de regalo. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma regaló a Mateu Mates ´Xurí´ una escultura de un colorido dimoni, diseñada por Joan Ribas -el autor del cartel de este año-. Es la primera vez que la entidad vecinal tiene un detalle de este tipo con el pregonero de la revetla de Sant Joan, pero quiere instaurar esta iniciativa para las próximas ediciones, ya que el bautizado como Dimoni Bufó hace el pregón de forma desinteresada.

Tres fuegos en la arena. La Policía Local tuvo que intervenir en la Platja de Palma para apagar tres fuegos en la arena de escasa importancia, mientras que en el correfoc del Parc de la Mar no se registraron incidentes, excepto la atención sanitaria que tuvo que llevar a cabo la Cruz Roja a varios heridos leves por quemaduras.

Consejos de seguridad para extranjeros. Los carteles con las pertinentes medidas de seguridad para el correfoc colgados en la zona del espectáculo estaban en inglés, alemán y francés -así como en castellano y catalán-, y en ellos se advertía de que quien incumpliese los consejos lo hacía bajo su responsabilidad. Pese a que algunos iban preparados, la mayoría no llevaba la vestimenta apropiada, a diferencia de los jóvenes palmesanos cubiertos con pañuelos, gafas de esquiar o nadar, y ropa que tapaba todo el cuerpo.

El lío de Cort con el solsticio. Alguien se despistó al redactar el comunicado de prensa sobre la celebración de la revetla de Sant Joan al decir que "los demonios, las bestias y el fuego volverán a ser los protagonistas de la noche más larga del año", justamente cuando es todo lo contrario: la noche más corta, el solsticio de verano.

Los niños y los ´dimonis´. Una gran cantidad de familias acudieron con sus hijos pequeños a ver los dimonis y, a pesar de que siempre hay niños que no se impresionan fácilmente, muchos quedaron algo espantados.

Las cifras. Según datos de la Policía Local, en el Parc de la Mar había unas 3.000 personas y en la Platja de Palma, alrededor de 5.000, entre residentes y turistas congregados junto al fuego.

Los gorrillas. En la zona de aparcamiento situada junto a los molinos del Portitxol (justo al lado de los nuevos semáforos), dos ´gorrillas´ hacían su agosto dando instrucciones a diestro y siniestro a los desesperados conductores, que se dejaban guiar y aparcaban en sitios no permitidos (como por ejemplo encima del paso de peatones). Después apareció una agente de la Policía Local a poner un poco de orden. En cambio, un sitio donde sí se podía aparcar ayer era el solar junto al edificio de Gesa, que el consistorio está adecuando para convertirlo en una zona verde.

Váteres portátiles. Un buen servicio hicieron los váteres que se instalaron en el Parc de la Mar, aunque acabaron en un estado bastante lamentable después de soportar un aluvión de visitas durante el correfoc.

Neblina en el Born. La nube de pólvora causada por la pirotecnia provocó una especie de neblina en el Born.