Justo enfrente de la sede de la empresa municipal de limpieza, al cruzar la calle Joan Maragall, el hedor a orín y defecación es considerable.

Procede del patio interior existente bajo el mirador del parque de la Costa del Gas. El pequeño terreno cubierto con gravilla está lleno de heces, ropa, papeles, botellas y otro tipo de desperdicios. A él se accede por las escaleras y la pendiente que permiten salvar los cinco metros de desnivel entre dicha calle y la autovía de Llevant. Allí está la parte inferior del parque, donde también hay una construcción cubierta por el mirador que mide casi 5.000 metros cuadrados y que tenía que ser destinada a equipamientos municipales y comercios. Sin embargo, dicha explanada de cemento ha sido ocupada por varios toxicómanos y se encuentra llena de basura, como el patio interior.

En algunos rincones se pueden ver excrementos, orines, vómitos, papeles y otros residuos, mientras que en la zona más alejada de las escaleras hay colchones, colchas, carritos con ropa y enseres, así como bolsas de basura llenas de cosas e incluso algún mueble. Todo ello está rodeado por una valla, aunque de poco ha servido porque hace casi un año que le hicieron unos boquetes por los que se puede acceder al interior con facilidad.

Junto a la valla jugaban ayer a mediodía dos niños, ajenos a la degradación del interior, donde también hay numerosos grafiti. De todos modos, la pintada más grande se puede observar desde casi cualquier punto del exterior e incluso desde la autovía, ya que ocupa gran parte del muro del mirador de Joan Maragall.

Esta zona verde de la primera línea, que linda con la Costa del Gas, mide alrededor de 11.000 metros cuadrados y se abrió al público en diciembre de 2012. Los jardines, con una veintena de especies, y el área de juegos son limpiados diariamente y están en buenas condiciones, aunque uno de los empleados encargados de arreglarlos se ha encontrado jeringuillas en varias ocasiones. Residentes de la zona también han denunciado esta situación y piden al Ayuntamiento que actúe de forma contundente tapiando el recinto ocupado.

La empresa municipal Emaya, cuestionada ayer por el problema, anunció al cabo de unas horas que hoy "se procederá a realizar una limpieza general del recinto" y que "Infraestructuras cerrará los agujeros de la valla".

El área de Infraestructuras es quien tiene que decidir qué uso otorgará a la explanada de casi 5.000 metros cuadrados. La idea durante la pasada legislatura era adjudicar el espacio en concesión para que una o varias empresas instalasen locales comerciales o equipamientos.

Este parque costó 3,5 millones de euros y fue financiado con fondos estatales, al igual que el construido en el otro extremo de la primera línea de Llevant, frente al Palacio de Congresos, que costó 1,5 millones y mide unos 10.000 metros cuadrados. Todavía quedan por ejecutar otros 20.000 metros cuadrados lindantes al antiguo edificio de Gesa. El equipo de gobierno de Mateo Isern anunció este mes que plantará césped con el fin de adecentar el solar a la espera de que sean resueltos los recursos judiciales presentados por la constructora Núñez y Navarro, que quería edificar pisos de lujo en la primera línea.