­Durante las épocas de crisis, los desplazamientos urbanos disminuyen, tanto por motivos laborales como por otros. Palma ha notado la bajada en un 25,5% la última década, de 2003 a 2013, ya que hace diez años había 1,2 millones de desplazamientos al día y el año pasado se situaron en los 937.000 diarios. Son datos aportados por la catedrática de Geografía Humana de la UIB y especialista en Movilidad, Joana Maria Seguí, quien considera que "hay que aprovechar esta coyuntura para conseguir que la movilidad en la ciudad sea más sostenible".

El consistorio palmesano tiene previsto presentar este mismo mes el PMUS (Plan de Movilidad Urbana Sostenible). Uno de sus principales objetivos es reducir en más de 45.000 el número de viajes al día en coche, es decir, seis puntos porcentuales. Ahora su uso ocupa el 38% del total de desplazamientos en Ciutat, pero en 2009 la cifra ascendía al 46%. "Si no se adoptan las medidas adecuadas, volverá a aumentar la utilización del vehículo privado cuando haya una reactivación económica, por lo que el PMUS llega en el momento apropiado", afirma la experta.

Los desplazamientos totales se incrementarán de nuevo y "hay que conseguir que sean los peatonales, en bicicleta y en el transporte colectivo".

También lo pretende el Plan de Movilidad, aunque para la catedrática de la Universitat "los porcentajes que se han marcado tendrían que ser más ambiciosos, al menos en cuanto al transporte público", tal como afirma en referencia a que la diagnosis del plan, que fue presentada el mes pasado, habla de incrementar el uso del autobús de un 13% a un 14%, es decir, solo un punto hasta el año 2020.

Potenciar el autobús

El transporte colectivo "es uno de los ejes fundamentales con los que lograr la sostenibilidad, ya que puede llevar a mucha gente y cumple una función social muy importante, porque es casi el único medio que tienen quienes no pueden conducir -ya sea por edad, salud o poder adquisitivo- o simplemente no quieren. Es el más equitativo y justo", tal como destaca Seguí.

Sin embargo, la reducción de líneas y frecuencias durante esta legislatura no han ayudado a su potenciación, ni la retirada de la gratuidad a menores de 16 años. "La movilidad en una ciudad funcionará bien si su transporte público funciona bien, aunque también es fundamental que haya una interrelación con los otros sistemas de transporte". La catedrática espera que el PMUS sirva para reestructurar la EMT y potenciar las líneas. "Si tienes una buena oferta y frecuencias suficientes, el público aumenta. El objetivo es que sea un medio utilizado por todos, hasta por los ejecutivos, no solo como recurso para las personas que no tienen nada más, debido a que puede ser muy eficiente", incide.

Otra forma de potenciarlo es, según la experta, "incrementar los carriles-bus segregados, ya que de este modo se reducen carriles para coches y se incrementa la velocidad comercial del autobús porque se evitan las congestiones circulatorias". En el futuro Plan de Movilidad no se habla del tranvía. Para la especialista, "ahora no es el momento. Cuando están recortando los servicios básicos, como educación, sanidad o la atención social, es impensable gastar dinero en implantar el tranvía en la ciudad".

Ciudad de proximidad

Además de seguir aumentando el servicio de bicicleta pública y el número de carriles-bici, calles peatonales, estacionamientos disuasorios para los coches y otras medidas para incentivar una movilidad alternativa; hay un punto del plan en el que "se tiene que incidir para no repetir los errores del pasado: es básica la interrelación entre urbanismo y movilidad para poder crear una ciudad de proximidad, de barrio, es decir, un modelo compacto, con más mezcla de usos para evitar que haya desplazamientos innecesarios", concluye Joana Maria Seguí sobre un ideal del urbanismo en Ciutat.