En los cines el protagonista es Pancho: el perro millonario. En la vida real, un perro palmesano llamado Chico tiene una historia de película. Y no precisamente una comedia, porque el brutal maltrato que sufrió hasta hace cuatro años "era auténtico cine gore", en palabras de su actual propietaria, Esther Contioso. Sin embargo, desde que vive con ella "es un perro feliz", aseguran sus veterinarios, Antoni y Miquel Oliver, de la Clínica Balmes, que le han operado una docena de veces. Hoy Chico vestirá una capa roja y será el superhéroe del cuentacuentos de Animal Party, donde los niños escucharán "la historia de un perrito al que le falta una pata delantera, aunque adquiere superpoderes", con el objetivo de concienciarles sobre la gravedad del abandono y el maltrato a los animales.

El cuento no será tan crudo como la realidad, en la que sufrió "la mutilación del rabo, el pene y un dedo de una pata trasera, la atadura de las patas en diagonal con un torniquete -lo que le hizo perder una-, quemaduras con cigarrillos y mordeduras de ratas en la cabeza y las orejas", según enumera Esther. Una persona lo encontró "ensangrentado y lleno de heridas" en la carretera vieja de Bunyola y decidió llevarlo a la Protectora de Animales, donde su actual propietaria colaboraba como voluntaria. Era agosto de 2010. "Se movía arrastrándose y se acercó a saludarme. Fue amor a primera vista. Le iban a poner la eutanasia, pero me lo llevé a casa", relata. Esther visitó hasta ocho veterinarios para tratar a Chico y todos le dijeron "que no tenía solución". Toni Oliver sí le dio esperanzas, pero le advirtió: "una vez que empecemos, no acabaremos nunca". Y así es, ya que tiene ´leishmania´, que le ha comido la nariz y le ha causado estar "a punto de morir en dos ocasiones".

El caso de Chico se conoció a través de internet y numerosas personas anónimas colaboraron económicamente para sufragar la docena de operaciones que lleva por ahora. Ello, unido a la gran ayuda de los veterinarios y el amor de su ama, ha hecho que este perro se haya convertido en "un superviviente".

Esther Contioso, que ahora es vicepresidenta de la Asociación Animalista, también lo define como "un perro-experimento", porque "cuando estuvo al borde de la muerte, probaron nuevos medicamentos con él y, las dos veces que ocurrió, funcionaron, por lo que muchas conferencias realizadas en la península sobre la ´leishmania´ hablan de Chico como ejemplo de los avances conseguidos", destaca.

No es el único perro que tiene y que ha sufrido malos tratos. Tres meses después llegó Luma, "en principio solo como acogida, pero Chico se enamoró de ella, por lo que finalmente se quedó". Al cabo de un año adoptó a Fly. La primera fue rescatada tras una denuncia de un vecino por las palizas de su expropietaria, que ya había dejado morir a otro perro, y Fly "estaba abandonada y llena de bultos cancerígenos". Cuando apareció Chico, Esther quería quedarse con "el perro más desgraciado y que más cariño necesitaba", aunque los otros también la conquistaron.