El olor a papel no es un recuerdo de nostálgicos trasnochados. Aún se percibe. Los niños no solo pintan en pantalla líquida, muchos de ellos siguen con los lapiceros de colores en cuadernos de hojas blancas o de cuadritos para aplicarse en la caligrafía. El mundo papel y el mundo de la tinta tienen aún larga vida.

Lo saben en Company, la papelería que abrió Juan Company en 1978. Sus cuatro hijas, Eva, Susana, Marta y Yolanda, son las continuadoras de un negocio que el patriarca inició casi de manera fortuita.

"Él vendía rollos de sumadoras en souvenirs y desde los hoteles pequeños y otros comercios empezaron a pedirle más materiales de papelería; montó una papelería en el polígono de Son Castelló y al separarse abrió la de Palma en Cecili Metel", cuenta Eva. De eso han pasado ya 36 años. Su padre les traía

Ella es la actual encargada del comercio de ciudad, mientras que sus otras hermanas se encargan de labores administrativas en los locales del polígono y en Marratxí. "De pequeñas, cuando mi padre iba a ferias, sobre todo internacionales, y nos traía cosas que en España no se encontraban, éramos la envidia de las compañeras del colegio", cuenta Eva. Muy cerca garabatea su hijo.

Con los recortes las economías familiares han hecho reajustes. Se sale menos y se hace vida intramuros. El mundo de las manualidades vuelve a estar en auge. Company ha reorganizado su espacio al compás de los tiempos. Desde hace poco más de un año, donde antes se apilaban ficheros y material que apenas se usa porque la vida digital se ha impuesto, ahora tienen lugar talleres de manualidades. "Hemos diversificado a regalos relacionados con el mundo de la papelería y, sobre todo, organizamos talleres para niños y adultos", cuenta Eva.

Desde el llamado scrap booking, algo así como los cuadernos o diarios personales que ahora se hacen con recortes, recuerdos, fotografías, y que está en boga en Estados Unidos, a la decoración de paquetes con el papel de celo japonés, el washi tape, al decoupage.

Los talleres los imparten Jacqueline Lorenzo, Mercedes Pascual y Virginia. "El 99 por cien de las alumnos son mujeres, no entendemos que no vengan apenas hombres porque las manualidades no tienen sexo, pero se ve que sí", comenta Eva.

La papelería sigue registrando la demanda social, vecina de Hacienda, colegios y zona residencial, es la vitrina principal de la empresa. Un cambio fundamental en el negocio lo constituyen los escaparates, cuidados al máximo. "Los cambiamos cada dos meses, menos en Navidad y en el inicio del colegio que están solo un mes", señala Eva. Se han llevado varios premios. Su hijo sigue dibujando. Mientras un niño siga las trazas de una línea en un papel, habrá vida.