La implantación del sistema de recogida neumática en el centro de la ciudad tuvo un coste de 27 millones incluyendo en esta cantidad la ejecución de la central de recogida en el subsuelo de la Avenida Gabriel Alomar i Villalonga. El sistema, problemático desde su inicio y que cosechó numerosas quejas ciudadanas, acabó de instalarse en 2004 y debía funcionar sin problemas al menos 30 años. No obstante, cuando aún no se había cumplido una década de su implantación, en mayo de 2012, colapsó debido, según los informes que constan en poder de Emaya, a la deficiente calidad de los materiales utilizados para la red de tuberías subterráneas. La unión Europea aportó 12 millones correspondientes al 80 por ciento de los 15 primeros millones.