El Parc de sa Riera fue inaugurado en 2007 con 106 años de retraso con respecto al plan de Bernat Calvet, que ya preveía una gran cuña verde que seguía el cauce del torrente. Ha transcurrido el tiempo necesario para analizar cómo ha evolucionado esta zona ajardinada de Palma. Pocos días después del estreno, en esta misma sección se alababa el auditorio "acostado sobre la pendiente natural del terreno" y se lamentaba la "falta de árboles en la zona más próxima al torrente". Siete años después hay que rectificar una parte y ratificar otra. El auditorio constituye un gran fracaso porque apenas se usa. Un concierto inaugural, un mitin de Mariano Rajoy y poca cosa más. Aunque es poco probable que el presidente del Gobierno sea el causante del abandono, lo cierto es que la música no ha vuelto a escucharse entre las gradas.

La zona deportiva funciona como un tiro. Los espacios con pinos y olivos han crecido bien. Sin embargo, la línea que discurre en paralelo a sa Riera continúa siendo un erial en el que falta sombra los días de primavera y en donde resulta imposible caminar, so riesgo de insolación, en los meses veraniegos.

El Parc de sa Riera, además, tiene un baldón. El baldón es el Lluís Sitjar, el viejo campo de fútbol del Mallorca es una ruina que desdice el esfuerzo hecho en sus inmediaciones. El derribo inmediato sería una medida de higiene y de salud estética para la ciudad, una vez acabados los sueños de grandeza del club. La parte inacabada afecta, en primer lugar, al club militar Es Fortí. Las autoridades locales deberían buscar un acuerdo con los militares para que, como poco, se abriera una franja pública junto al torrente que permitiera enlazar el jardín con la parte trasera de los institutos. Por otra parte, la zona de lomas situada en el poniente del cauce podría integrarse en el parque sin un gran esfuerzo presupuestario. Sería suficiente con acondicionar algunos caminos y sembrar árboles en abundancia para que sa Riera casi duplicara su espacio. Claro, que cuando se inauguró, el entonces concejal Javier Rodrigo de Santos afirmó que no había más plantas por falta de agua para regarlas. ¡Acabáramos!