Estaba entre docenas de historias de amor, algunos crímenes y varias guerras. Tirado en el suelo de un baratillo. Era un tesoro al alcance de la mano de cualquiera que contara con 18 euros en el bolsillo. Se trata de Mallorca, guía ilustrada, publicado en 1933 por el doctor Jaume Escalas. Incluye 163 fotografías del autor, un hombre que, además de un importante legado científico, dejó un impresionante archivo de imágenes de la vida y los paisajes de la isla hasta avanzada la segunda mitad del siglo XX.

Jaume Escalas Real (Palma, 1893-1979) se licenció en Medicina en Barcelona y entre 1920 y 1963 dirigió el Hospital Psiquiátrico de Palma. En su condición de médico se implicó en la modernización de las prácticas terapéuticas y abogó por la implantación de un plan de profilaxis e higiene social.

Su pasión por la fotografía la heredó de su padre, Jaume Escalas Adrover. El archivo de la obra de ambos abarca un periodo que se extiende entre 1890 y 1975. Incluye más de 50.000 imágenes en placas de vidrio y negativos flexibles, diapositivas estereoscópicas, positivos y álbumes de contactos. Sus intereses abarcan desde la familia hasta su trabajo en el mundo sanitario.

Su guía fue traducida a 14 idiomas y se hicieron un centenar de ediciones. La de 1933 es la primera. Su afición por la fotografía nos ha legado monumentos y paisajes que podemos contrastar con los actuales. Los buques de la época llegando a Palma, las vistas del Moll de la Riba desde la terraza del Hotel Victoria, los interiores de Grand Hotel... Casals que ya no existen como el de Can Verí, el Terreno antes de que vendiera su alma a la especulación, Bellver libre del anillo de cemento que lo atenaza... Todo es captado por el ojo del doctor y fotógrafo.

Como escribe en el prólogo José María Salaverría: "Su fervor de erudito se ha complicado con su fervor de fotógrafo, y de esta manera la isla de Mallorca ha quedado presa en su poder por el doble juego de los datos históricos y de las imágenes gráficas". Por 18 euros puedo retener un libro cuyas páginas contienen un tesoro que se nos escabulle de entre las manos.