­Los cuadros y figuras de santos y vírgenes han salido perdiendo con la remodelación de la tienda Els Encants, que lleva casi dos décadas en la calle de la Argenteria. "Teníamos un montón, pero los hemos retirado prácticamente todos porque apenas se venden", explica la propietaria, Rosa Soler. En cambio, "artículos que antes no te atreverías a ofrecer en un negocio de antigüedades ahora están expuestos y tienen mucha más aceptación". Como ejemplos muestra un portalápices, una huevera, un pelícano con tapa, una botella de Cocacola que ha sido transformada, muñecos y otras curiosidades que conviven en armonía con objetos del siglo XVIII, entre ellos un arcón o un lienzo del martirio de Ramon Llull. Todo ello se encuentra en un local de origen medieval y donde se han recuperado vigas y un depósito de aceite de aquella época. Esta semana ha reabierto sus puertas con el objetivo de "atraer a un cliente más joven que busca alguna pieza original para dar un carácter singular a su casa", manifiesta Soler.

"No hay que menospreciar lo antiguo. Es nuestra especialidad, aunque pretendemos ampliar la oferta, porque son artículos muy formales para la gente de hoy en día. Muchas antigüedades en un piso es un poco duro y no les atrae, pero una pieza curiosa o un mueble de estas características en una zona que resalte pueden quedar muy bien", según afirma la dueña de Els Encants.

La reforma de este comercio de unos cien metros cuadrados se ha encaminado en la misma línea, ya que no es la típica tienda de antigüedades donde escasea la luz y parece que los objetos han sido amontonados sin orden ni concierto. La iluminación led, la distribución espaciosa y las salas diáfanas, con los artículos según temáticas, permiten curiosear sin perderse. Además, también hay elementos rústicos, "ya que gustan mucho", y de los años 60 y 70, "ahora de moda".

Según la restauradora Pilar Adiosgracias, su trabajo ha cambiado debido a que "ya no se lleva la perfección ni los lacados, sino que los muebles tengan un acabado natural, incluso con sus imperfecciones, por lo que una limpieza y reparar lo necesario es suficiente". El establecimiento también cuenta con objetos transformados o personalizados, apunta Soler, como, por ejemplo, un antiguo marco dividido en pequeños cuadros donde cuelga un herbario o una otomana que ha sido retapizada.

Els Encants se ha renovado para no morir, pero continúa manteniendo el encanto de las antigüedades, porque son piezas que "nunca dejarán de existir": "Los romanos ya coleccionaban objetos griegos y en el futuro siempre habrá gente interesada en las cosas del pasado".