Ni "impacto visual", ni "dañino para el medio ambiente", ni "perjudicial" para la economía del sector pesquero. El proyecto de ampliación del club Marítimo Molinar de Levante "se ajusta a la ley de puertos" y, sobre todo, tiene su razón de ser en "la pura supervivencia. O lo hacemos así, o morimos". Así de dramáticas fueron las palabras de Rafel Vallespir, presidente del Marítimo que justifican y dan aliento a una ampliación del club náutico más antiguo de Palma que supondrá arañar al terreno el tamaño de más o menos tres campos de fútbol: 73.000 metros cuadrados frente a los 10.000 actuales a un coste de 14 millones de euros. La financiación correrá a cargo de los nuevos amarres -se pasarán de 75 a 315-, de los beneficios del restaurante, de los que devengan de una serie de locales comerciales que se construirán y del varadero. "No repercutirá en los socios. Somos un club social y abierto a todos", reiteró Rafel Vallespir. Ecologistas, pescadores y proteccionistas han puesto el grito en el cielo. Tanto el GOB como ARCA han presentado alegaciones a un proyecto "aberrante, descomunal, vulgar y que destrozaría el Molinar".

El ingeniero responsable del proyecto, Juan José Lemm, el mismo que se encarga de las obras en la bocana del club de Calanova, aseguró haber estado atento a las premisas del proyecto: "No crear impacto visual" por lo cual "no ampliamos en anchura para que el paseante siga viendo el mar", y acabar con la inseguridad de una bocana que con vientos fuertes provoca accidentes y muchos problemas a las embarcaciones "construyendo sin pasar los tres metros de calado". El paseo peatonal se ampliará de diez a veinte metros, "mejorando la primera línea", señaló el ingeniero. Lemm descartó impacto medioambiental "porque emplearemos el material del dragado de las propias obras".

A las críticas de los ecologistas y pescadores de la zona que aseguran que la ampliación removerá el fondo marino afectando las capturas en toda la bahía, Lemm argumentó que "el fondo del Molinar es rocoso, por tanto no se moverán ni fangos ni arenas".

Barrera

El ingeniero añadió que "en la bocana colocaremos una barrera anticontaminante". En cualquier caso, para los responsables del veterano club deportivo "la ampliación va a ser medioambientalmente sostenible", ya que "nos hemos ajustado a los cánones", sentenció Rafel Vallespir.

El presidente del club alertó de la posible intromisión de "multinacionales" interesadas en hacerse con el Molinar. "La iniciativa privada coge terreno a la iniciativa social", dijo. La inversión en la mejora del club es la única vía para evitar la pérdida de la concesión, que finalizará en marzo de 2018, y que supondría la desaparición de la entidad.

"Estamos ante un proyecto para la supervivencia", reincidió Vallespir, apoyado por Jaime Covas, vicepresidente del club; Manuel Castro, tesorero, y Bernardo Busquets, secretario de la entidad. La concesión, en caso de renovársela, se ampliaría hasta el 2030.

Al parecer, existen intereses "de multinacionales" en aspirar a regentar este club que "acabaría convertido en una marina y perdiendo su carácter social y vinculado con el barrio", añadió Vallespir. "El proyecto puede gustar o no, pero no paso porque digan que no se ajusta a la personalidad del Molinar. Son las personas las que dan carácter a los lugares, no a la inversa", expresó en un ataque frontal a la asociación proteccionista ARCA que es partidaria de mantener el actual tamaño del club. "El valor del Molinar es su paisaje y sus dimensiones. El puerto del Molinar es pequeño y precisamente por eso nos gusta ir a pasear por su entorno", expresaron en un comunicado.

La fórmula para satisfacer los 14 millones de euros que costarían las obras es la de aumentar los amarres. El actual club no tiene dinero para renovar la concesión y su vía de financiación pasa por la ampliación y mejora de las instalaciones. Para lograr ambos objetivos, pondrían a la venta los amarres que pasarían de los actuales 75 a 315. La multiplicación por cuatro no supondrá un euro a los actuales socios. También se aseguró que los precios "van a estar por debajo" de los baremos del mercado. Si en otros clubes de Palma se pagan unos 300.000 euros por un amarre de seis metros, en el ´nuevo´ Molinar se saldaría por 260.000 euros.

Confirmaron contar con el beneplácito del vecindario del Molinar para un proyecto que además aumenta su construcción con tres edificios, una piscina, una pista de tenis y una terraza arbolada.