Santa Lucía debería ser nuestra patrona. Con permiso, de la Mare de Déu de la Salut. De paso, deberíamos cambiar el himno de La Balanguera por el clásico El humo ciega tus ojos de The Platters. Todo indica que Palma es mercado excelente para las ópticas y para los negocios de venta de cigarrillos eléctricos. De un tiempo a esta parte, la ciudad se ha convertido en terreno abonado para vendedores de gafas y de cigarrillos sin nicotina. Cosas veredes, con o sin antiparras. Además, The Platters se baila bien, no me negarán, es un agarrado en toda regla, porque La Balanguera bonita es, pero es poco excitante.

No somos ciudad ciega, solo el humo nos niebla, aunque sea de esos pitillos falsos que velan por nuestra "discutida" salud.

¿Pudo imaginarse Jaume Comas que cuando montó en Mongat en 1960 la primera tienda de óptica aliado al Instituto Óptico Técnico Kavex, los mismos que habían creado el telescopio que nos acercó el firmamento y sus estrellas, alcanzaría tal eco que MultiÓpticas sería una cooperativa que pondría luz en más 500 comercios en España?

Palma no quiere ser ciudad cegata aunque a tenor de la velocidad de apertura de nuevas ópticas, el negocio de la luz debe ser beneficioso, y eso se debe interpretar como que los de aquí estamos afectados por el mal de ojos.

Los números cantan: un 80 por ciento de españoles padece algún trastorno en la visión, siendo el más común la miopía. En Palma se han abierto desde 2011, cinco nuevas ópticas de la mencionada cooperativa catalana; los dos últimos, el pasado mes de septiembre. Arrancaron en Olms, Passeig del Born y Sindicat; ahora se expanden al extrarradio y se ha hecho la luz en Pere Garau y 31 de Desembre.

No basta con encomendarnos a la santa, hay que ponerse quevedos y además ahora, y así lo cuenta Reyes Sánchez, la encargada de la cooperativa de MultiÓpticas en Mallorca, está de moda usar gafas.

"Aquí tienen mucho éxito los modelos más atrevidos, los clientes apuestan por diseños más extravagantes que en otras ciudades de España, mucho más conservadoras".

La moda les vuelve extravagantes. Si cuando éramos niños, nos ponían lentes, escondíamos la cabeza en el pecho porque sabíamos que al llegar al colegio el mote sería imparable: ¡cuatro ojos! Pues ahora, la veleidad ha querido magnificar rostros ceñidos a unas gafas de montura negra que resulta, oh el humo ciega tus ojos, que no tienen más función que ser decoración.

Resulta que el canon de la moda actual es que el tipo interesante, el perfil mujer intelectual, pone mucho a la peña. Entre que la población envejece y se hace carne de progresivas y está de moda lo existencial, no es extraño que seamos ciudad de quevedos.