Empieza a sufrir los achaques de la edad, porque al fin y al cabo son 150 años dando vueltas a las manecillas sin parar. "Pese a que está viejo y tiene cierto desgaste, funciona perfectamente", como afirma su relojero de guardia, Pere Caminals. El reloj que cada quince minutos hace sonar la campana de´n Figuera y corona la fachada de Cort celebra hoy su 150 aniversario. La maquinaria tiene una gran precisión, aunque es revisada quincenalmente para prevenir cualquier posible fallo. "Los cambios meteorológicos contraen el metal, lo que puede provocar ligeras diferencias en la hora. Por eso subo cada 15 días y aprovecho para poner el reloj a punto y engrasarlo si necesita aceite, ya que cuando las cosas están cuidadas, duran mucho tiempo", destaca quien también es el propietario de la Relojería Española, ubicada muy cerca del Ayuntamiento.

"Tocó por primera vez el 10 de octubre de 1863 coincidiendo con el cumpleaños de la reina Isabel II", tal como recuerda el cronista de la ciudad, Bartomeu Bestard, aunque fue instalado un año antes tras haber sido "construido en París siguiendo los adelantos más modernos de la época", añade. La colocación en lo alto de la fachada consistorial fue dirigida por el relojero Juan Vicat.

Su origen francés no evita que tenga "un hermano en Suiza, por su parecido con uno existente en el Museo del Reloj" situado en el país alpino, según compara Caminals respecto a una de las más de 3.000 piezas del citado museo internacional. El relojero lleva desde principios de 2005 al frente de la maquinaria de Cort tras coger el relevo del veterano Fernando Fernández, quien se encargó durante tres décadas del cuidado del conocido como reloj d'en Figuera.

El antiguo responsable decidió en 1978 introducir un mecanismo automático para evitar tener que subir a la azotea del consistorio cada dos días para dar cuerda al engranaje. Esta electrificación facilitó el trabajo de los relojeros, aunque ello no significa que la antigua pieza no se estropee de vez en cuando.

Las averías

La primera avería a la que debió enfrentarse Pere Caminals poco después de asumir el cometido de relojero oficial de´n Figuera se produjo el 12 de junio de 2005. Era una tarde de domingo y la plaza del Ayuntamiento quedó completamente en silencio -sin el tañer de las campanas que anuncian los cuartos, las medias y las horas- por la rotura de un eje de la rueda de transmisión. El reloj marcó las tres menos diez durante varios días. Otro fallo tuvo lugar en 2012, también en junio, al estropearse dos de los tres motores que hacen subir las pesas para dar fuerza al reloj y provocar el tañido. Las horas sí eran marcadas, pero no sonaba la campana. Durante la época del relojero Fernández, un fallo en el mecanismo una semana antes de Nochevieja hizo peligrar la tradicional fiesta en la plaza del Ayuntamiento, aunque las doce uvas pudieron finalmente ser degustadas.

El reloj cumple hoy 150 años, casi 55.000 días y más de 600.000 horas, pero el nombre con el que se le conoce popularmente es del siglo XIV. Pere Figuera era el constructor de una campana que en 1386 fue instalada en la Torre de les Hores, situada en la calle Victòria, muy cerca de la plaza de Cort. Tal como relata el cronista de la ciudad, el Gran i General Consell "compró la torre a los frailes dominicos para colocar un reloj y una campana", que pasó a titularidad municipal en el siglo XVIII. El nombre popular de la campana d'en Figuera -que fue refundida en 1680 debido a que se quebró- también se extendió al reloj, "uno de los primeros de torre-campana" de España, según añade Bestard.

Sin embargo, ambos están en el Ayuntamiento debido a que "el 13 de marzo de 1824 un huracán derribó parte de la Torre de les Hores y el 17 de octubre de 1848, estando ya completamente en ruinas, se bajó la campana y se demolió la torre". Su tañer sigue sonando en una ciudad donde sólo quedan en Figuera, las de la Seu y las de algunos conventos e iglesias históricas.