Desde que fueron expulsados del edificio el pasado viernes, los moradores de Pi i Margall, 6, se han repartido entre diferentes ubicaciones.

La mayoría han conseguido dormir en la casa de algún amigo o familiar. Otros tienen una segunda residencia y se han trasladado a ella. En algún caso concreto, han optado por alojarse en un hostal de manera temporal.

No obstante, un grupo de seis vecinos no ha encontrado una vivienda alternativa y ha solicitado ayuda al consistorio. Desde el pasado viernes, esos seis desalojados duermen en uno de los centros del servicio de acogida municipal, gracias a la colaboración del departamento de Servicios Sociales.

El presidente de la comunidad de propietarios, Francisco Javier Ortega, afirmó que habrá propietarios que tendrán problemas para asumir los costes de todas las obras y reparaciones ordenadas por Cort, puesto que todavía pagan las hipotecas de la finca desalojada.