­ La piscina de s´Aigo Dolça continúa abandonada y sin ningún plan de rehabilitación a la vista. Los vecinos del barrio de El Terreno vienen reclamando que se restaure la zona desde hace muchos años. La respuesta actual de las administraciones es tajante: no hay dinero.

"Contra los recortes no se puede hacer nada", afirma el presidente de la asociación de vecinos de El Terreno, Ángel Doménech. Según cuenta, "al final de la legislatura de la exalcaldesa Catalina Cirer, el exconcejal de Urbanismo Rodrigo de Santos nos presentó el Plan Especial de Rehabilitación Integral de El Terreno, un proyecto que pretendía arreglar la piscina, hacer cafeterías y hasta 90 plazas de aparcamiento".

Al llegar Aina Calvo a la alcaldía el plan se congeló. El ayuntamiento se replanteó el proyecto porque "era muy costoso", aseguran los vecinos. Con la actual legislatura no prevén ningún cambio. Para los vecinos, "recuperar el espacio sería algo mágico para el barrio".

Tras el último cambio de alcalde, dicen que han "escuchado buenas palabras, pero lo que necesitamos es que se traduzcan en hechos y actuaciones que frenen la degradación". "Seguiremos ejerciendo presión, aunque digan que no", afirma Doménech. La asociación se dedica a denunciarlo y recordarlo constantemente. "Dadas las circunstancias, luchamos porque se pueda incluir una partida presupuestaria en la próxima legislatura", añade.

Para la asociación de vecinos de El Terreno, la piscina es un tema prioritario, dado el valor histórico de la piscina, donde se han celebrado competiciones a nivel internacional.

Por otro lado, los vecinos denuncian que algunos locales situados en la avenida Joan Miró o Gomila generan molestias importantes a su seguridad y convivencia. La asociación asegura que se encuentra en contacto con la Policía Local, y recuerda que existe una ordenanza por la que cada establecimiento debe tener una placa de licencia que lo certifique.

Según Doménech son muchos los locales que no cumplen con esta ley, y que por lo tanto deberían adaptarse o cerrar sus puertas. "Si todos cumplieran podría ir mucho mejor", asegura. El problema -recuerda- se remonta 25 años atrás, y poco a poco ha ido creciendo. El Terreno reivindica, además, que se arreglen todas las zonas abadonadas, porque "ningún barrio lo merece", y afirman que la principal causa es la "falta de voluntad política". En su opinión, los perjudicados siempre son los vecinos. "La degradación llama a la marginación, y a ese punto no queremos llegar", aseguran.

Doménech destaca que la zona de Gomila no es un problema particular, sino que arrastra a otras zonas consigo. "No hay varitas mágicas, pero hay que dar pasos adelante, nunca atrás", concluye.