El helicóptero sobrevuela el humedal de ses Fontanelles, en la Platja de Palma, y desciende a solo un metro de distancia cada vez que pasa sobre la decena de lagunas de esta zona húmeda de más de 32 hectáreas. Los pájaros huyen al escuchar el rugir de las aspas del rotor, aunque el nuevo sistema de control de plagas no quiere acabar con ellos, sino con los numerosos mosquitos que este verano empiezan a picar la sangre más dulce. Mediante un termonebulizador adosado al tren de aterrizaje, la aeronave desprende larvicidas (bacillus thuringiensis) para prevenir el crecimiento de las larvas o, si hay demasiados mosquitos adultos, aplica piretrina. Sin embargo, ayer el helicóptero simplemente lanzó agua, porque se trataba de una demostración del sistema que utiliza la empresa Lokímica para exterminar mosquitos. La nueva adjudicataria del servicio municipal de plagas urbanas se encarga además de fumigar las alcantarillas para acabar con las cucarachas y roedores.

El vuelo sobre el humedal fue ayer el protagonista, aunque el helicóptero no es el único medio y no se utilizará continuamente. "El tratamiento aéreo se realiza cuando no se puede acceder por medios terrestres y cuando es necesario para detectar los focos ocultos, ya que las aspas mueven el agua y los insectos", explica el piloto y gerente de Lokímica, Noé García. Entre las ventajas del tratamiento aéreo, destaca que, "al volar tan bajo, actúa sobre el foco directamente, por lo que no desperdicia material, como una avioneta; y utiliza un sistema DGPS, que registra exactamente dónde ha caído el producto", tal como indica García. En el resto de casos, tienen dos todoterrenos y tres furgonetas.

Los pájaros en contacto con el larvicida o la piretrina no corren ningún peligro, como asegura el director técnico de Lokímica y doctor en Ciencias Biológicas, Rubén Bueno. "El bacillus no afecta ni a la flora ni a la fauna, a excepción de los mosquitos, [...] y la piretrina se extrae a partir de una sustancia natural que está en la flor de los crisantemos y que también se utiliza en los champús antipiojos de los niños debido a su baja toxicidad", detalla.

Galletas de mantequilla

La empresa de control de plagas recién contratada por Cort con un coste de 200.000 euros este año también trabaja en Valencia, Alicante, Castellón, Almería y Murcia. Y además de realizar el servicio de fumigación, tiene un laboratorio donde fabrica sus productos, como por ejemplo aditivos para captar a los ratones, ratas y cucarachas con olores tan atrayentes para ellos como los de las galletas de mantequilla, de barbacoa y canela. En cambio y pese al tópico, "a los ratones no les atrae el olor a queso y leche fermentada", destaca el gerente de Lokímica. La experiencia les ha enseñado que tienen que ir cambiando el aditivo de vez en cuando, "porque se cansan y son reticentes al cebo", según afirma Noé García.

Los seis técnicos contratados para fumigar Ciutat empezaron a trabajar la semana pasada y por ahora se están centrando en la red de alcantarillado del casco antiguo y la costa palmesana, "las zonas más conflictivas" en cuanto a presencia de roedores y cucarachas. "Los mosquitos ya están controlados", asegura, pero todavía queda por saber cómo se desarrollará el verano y, sobre todo, si la gota fría de finales de agosto o principios de septiembre traerá una nueva plaga que hará trabajar a contrarreloj al nuevo exterminador de mosquitos.

Para las pulgas y garrapatas no hay medidas preventivas, sino "tratamientos correctivos en caso de que haya quejas vecinales".