La Rambla de Palma, uno de los símbolos por excelencia del caso Nóos, despertó ayer con un nuevo nombre que, si bien nada tiene de oficial, si refleja la admiración popular hacia una de las figuras más relevantes de la lucha contra la corrupción de Baleares. La Rambla ya no es de los duques de Palma, es del juez José Castro.

Castro goza del reconocimiento y aplauso de la mayoría de la población, sobre todo desde que en 2008 asumiera la investigación del caso Palma Arena. Pero, sin duda, su decisión de imputar a la infanta Cristina ha elevado su popularidad a cotas máxima.

La céntrica calle palmesana ha sido el reflejo de la caída en desgracia del matrimonio entre doña Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin. El Ayuntamiento de Palma decidió rebautizar a La Rambla, añadiendo ´de los duques de Palma´ en 1998, después de que el Rey les concediera el ducado, como una señal de reconocimiento a la pareja que llevaría el nombre de Ciutat allá donde fueran.

Sin embargo, la imputación de Urdangarin en el caso Nóos despertó la indignación entre la ciudadanía que ya no veía con tan buenos ojos al ´embajador de Palma'. Pero si algo colmo la paciencia de la sociedad fueron las bromas que éste hacía con su título -el famosísimo duque em€Palma€do-, lo que acabó de convencer al equipo de Gobierno de Cort para retirar a los duques de La Rambla.