Es curioso que sea el restaurante chino de Palma que tenga más seguidores occidentales teniendo una lista copiosa que te reclama largos minutos para leerla y que tras la retórica tienes que elegir. ¿Comer o no comer? ¿Pulmón de cerdo? ¡Callos! ¡Tendones! ¡Verga de ternera! Como lo oyen. Todo es posible en made in China. Para pensárselo, caen unos cacahuetes, obsequio de la casa, Shi Shan Xuan.

Esta pequeña embajada de China no canta arias de Uetam -está en la calle dedicada al bajo, esquinada con la plaza de García Orell, la de las Columnas, en pleno Garau Town. Fue parada y fonda de los escoltas del todopoderoso presidente chino Hu Jintao en el 2010, cuando se preparaba su visita a Mallorca, abortada en abril de 2010 por el terremoto que dejó más de ochocientos muertos en el país de los casi dos mil millones de personas. Eligieron rollitos de primavera en una carta con más de un centenar de posibilidades entre las que hay ensalada de medusas si usted tiene tragaderas y estómago que la digiera.

Los dos o tres camareros que te sirven hablan escasamente unas pocas palabras de español. Es una joven mujer la que te allana la comunicación si quieres saber qué es algo que acaban explicándote que es loto. En una pequeña libreta te toma la comanda. Es una filigrana verla caligrafiar el chino, probablemente mandarín porque es el más común, con las sopas de tofu, los berberechos al vapor y las recomendadas giosas. La verdura, al dente, pasa la prueba de cualquier vegetariano con nota.

De la cocina surge el canturreo de uno de los cuatro cocineros que están en los fogones. Las dos salas del comedor solo están decoradas por las mesas y sillas, en una de ellas unos comensales chinos que atienden el reclamo insistente de una serie china en la televisión, el gran mueble decorativo del escueto Shi Shan Xuan.

Hay quien prefiere el Li Bo, también en Pere GarauTown, al llamado "chino de los chinos" porque aseguran que es más genuino. Recuerdo al antecesor de todos ellos, el Chin Chin, que estaba en una travesía de la plaza Alexander Fleming, donde era común la tele gigante dominando la escena que se completaba con el hijo de los dueños estudiando en una mesa redonda vestida con hule. Aquel niño es hoy un destacado informático, y el restaurante lleva años cerrado.

Palma es cruce de cocinas y en la mixtura de sabores, en la manera de preparar los ingredientes, en las especias, en la sal, en el grado de más en la temperatura del aceite en el fuego, en los utensilios, toda una cultura que se resume en unas manos que un día escucharon la voz de una madre, de una abuela, o la de un padre o un abuelo. Y sino ¿de qué Comer, beber, amar? El made in China también puede resultar del todo recomendable. No por nada es una de las grandes gastronomías.