Hubo un tiempo que en la calle Oms los libros fueron mercancía de primera. En escasos metros, acodados entre el pasaje Maestro Torrandell y la propia calle estuvieron, primero Logos, con Domingo Perelló y sus historias de clandestinidad en aquel gordini que desafió controles policiales en la frontera francesa, después Leo Sáiz en Signe Llibres y más tarde Casatomada, el homenaje a Julio Cortázar de Horacio Alba. Miquel Fiol Roig abriría antes Llibres Fiol, la apuesta por los libros de lance. Hoy cierra este veterano local.

Sesenta años acabarán en la red. Su propietaria Pedrona Torrens mantendrá a los clientes a través de internet, aunque "no me imagino comprando los libros de esa manera; creo que los adquiriré en ferias de segunda mano". Mientras, en su haber un importante fondo de más de ocho mil ejemplares.

El último mes ha sido un goteo intenso de clientes y amigos que han pasado por Fiol para despedirse de Pedrona y de Maria Amengual, empleada en la librería desde 1996 y que ahora se va al paro. La mañana previa al cierre hubo lágrimas de cebolla morada. Miquel Julià convocó un "réquiem" en homenaje a una librería donde él,como tantos otros, se han forjado en letras y abismos. Él mismo cocinó una coca de cebolla morada. "Vivo cerca, hace años que vengo aquí. Pedrona me habló de la autobiografía de George Orwell. Aquí la encontré junto a otros libros menos conocidos del autor como La marca y Una taza de té", cuenta el educador social y fotógrafo. En Fiol encontró también una primera edición de Pascua y naranjas, de Manuel Vicent. Su última compra, la recopilación del dibujante Siscu Soro Massius y Pressus, con prólogo de Manuel Vázquez Montalbán, muy oportuno a la época actual.

Con una bandeja de quesos bajaba Oms Andoni Sarriegui. "De adolescente yo venía a vender y a comprar; cambiaba libros". Él bautizó el encuentro, al que se sumó también Miguel Dalmau, escritor y articulista de este diario, como "réquiem por una librería de viejo".

Dalmau relató que aquí se ha encontrado joyas de bibliófilo gracias a "las donaciones de particulares, personas de unos 70 años, sobre todo extranjeros, que dejaban literatura inglesa del siglo XIX, primeras ediciones de muy buena calidad". Entre sus hallazgos, Wessex Poems, de Thomas Hardy.

Alguien revolvía entre los libros de segunda mano buscando el Manifiesto Comunista de Marx. Quería despedirse de Fiol con semejante lance. Mientras Isabel Rigo buscaba un cuento para su hijo Xuaco, "el primer libro de Fiol", le decía a su crío de pocos meses, a un día del fin. "Me da pena que cierren lugares como estos porque no es por voluntad de sus dueños sino que es forzoso. Yo vivo en Son Fuster y pasaba por aquí cuando bajaba a Palma", contó este profesora de Física y Química del Junípero Serra.

Los descuentos, entre un 10 y un 20 por ciento, que seguirán hoy en su último día, alicientes para las gentes de la letra impresa. Miquel Fiol Roig era un futbolista al que le gustaba leer. Afectado por la tuberculosis, dejó de darle a las piernas y al balón y acabó haciendo negocio de su afición libresca. Montó Llibres Fiol a principios de los años cincuenta.

Entre estantes, agachados, buscando incunables, primeras ediciones, o simplementes libros raros, se han visto a escritores como Robert Graves, Allan Sillitoe, pintores como Miquel Barceló y cineastas como Agustí Villaronga.

Hay que ponerse casi de rodillas para toparse con un autor, Carlos Dickens. La editorial española Colección para todos publicaba en 1944 al autor de Historia de dos ciudades castellanizando el nombre porque como ya sabemos Guillermo Shakespeare no es el mismo autor de Hamlet, ni siquiera de Otello. Guiños de la literatura cuando va de lance. Un brindis por Miquel Fiol, Pedrona, Maria, por Marina Fiol y por los autores del Réquiem de la cebolla morada.